martes, 5 de abril de 2011

Orar por el lugar donde se vive

Busquen el bienestar de la ciudad adonde los he deportado, y pidan al Señor por ella, porque el bienestar de ustedes depende del bienestar de la ciudad.
Jeremías 29:7.


Lectura del día: Jeremías 29:4-14. Versículo para memorizar: Jeremías 29:7.


ENSEÑANZA


Por diferentes circunstancias, especialmente de trabajo, se da el caso en que tenemos que movernos de ciudad; y muchas veces se reniega sobre lo acontecido sin darnos cuenta que es el Señor quien está guiando nuestros pasos. Es vez de lamentarnos y sufrir por ello, debemos aprender a orar por ese nuevo lugar; dice el Señor que nuestro bienestar depende del bienestar de la ciudad. Por otro lado, hay una promesa más adelante: “Porque yo sé muy bien los planes que tengo para ustedes –afirma el Señor–, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza” (v. 11). Es entendible que todo cambio crea inquietud y zozobra, además genera muchas expectativas pero es importante reflexionar y entender que Dios tiene el control. Un caso patético sobre esto es el vivido por Rut. Tomó la decisión de no abandonar a su suegra y dirigirse junto con ella hacia Belén. El plan que Dios tenía para Rut era nada más ni menos, que se convirtiera en la tatarabuela del rey David de cuyo linaje viene el Señor Jesús. Rut, no se lamentó a pesar de ir en busca de un nuevo pueblo, una nueva cultura y un nuevo Dios. Aceptó su situación y dijo: “Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios, será mi Dios” (Rt. 1:16c).

Quizá estás viviendo una situación parecida y no has logrado acoplarte en tu nuevo destino, ora por esa ciudad o país y pídele al Señor que te saque avante en todo lo que emprendas allí. Muy seguramente Él te mostrará nuevos planes que redundarán en bienestar para ti y tu familia.


Te invito a buscar al Señor que puede darte paz y sosiego sin importar el sitio donde te encuentres. Simplemente entrégale tu vida; podemos orar así:


Amado Jesús: Yo te necesito. Reconozco que soy pecador y por consiguiente un inconforme con mi vida. Te la entrego Señor para que hagas de mí la persona que deseas que yo sea. Ven, perdóname y límpiame. Llévame por la senda correcta y enséñame a aceptar los planes maravillosos que tienes para mí. En tu nombre Jesús, amén.


Un abrazo y bendiciones.

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