lunes, 18 de abril de 2011

El poder del cristiano

Dios hacía milagros extraordinarios por medio de Pablo.
Hechos 19:11.


Lectura diaria: Hechos 19:1-22. Versículo para memorizar: Hechos 19:11.


ENSEÑANZA


Tenemos la tendencia a creer que solamente ciertos predicadores son los únicos que pueden cumplir milagros asombrosos y no es así puesto que el Señor dejó a todos sus seguidores el Espíritu Santo quien es Él que en últimas ejecuta la obra. Dios utiliza a quien quiere y como quiere y pone tanto en el uno como en el otro el querer y el hacer por su buena voluntad. Vimos al Señor realizando grandes prodigios y nos dejó el legado cuando dijo: “Ciertamente les aseguro que el que cree en mí las obras que yo hago también él las hará, y aún mayores, porque yo vuelvo al Padre” (Jn. 14:12); y las obras que Él hizo fueron: sanar enfermos, echar fuera demonios, calmar vientos y tempestades e incluso resucitar muertos; nosotros podemos hacer aún cosas mayores que éstas. Después vimos a Pedro, Juan, Jacobo, Felipe, etc. Ahora en este pasaje se nos muestra a Pablo. En la actualidad muchos predicadores son utilizados por el Señor para que por medio de estas señales crean y se conviertan ya que los corazones están endurecidos. En los últimos tiempos el Señor derramará su Espíritu sobre todo género humano (Jl. 2:28). Todos recibiremos poder para ser sus testigos y llevar a otros a sus píes (Hch. 1:8). El Espíritu Santo sabe quiénes son en realidad sus discípulos y no se puede jugar con Él ya que el mismo Satanás reconoce a los que son del Señor (v. 15), de lo contrario, los usaría para avergonzarlos. Dejémonos usar por el Señor y pidámosle, que nos llene de todo su Santo Espíritu y que nos utilice de tal manera que podamos llevar el mensaje de salvación no solo a los afligidos espiritualmente sino también a aquellos que sufren materialmente por diferentes inconvenientes.

Te invito a entregarle tu vida a Jesús, para que te conviertas en uno de sus discípulos y el Espíritu Santo te llene de poder para ser un verdadero testigo aquí en la tierra:


Señor Jesucristo: Yo te necesito y te abro la puerta de mi vida para que seas mi Señor y Salvador. Perdona mis pecados; toma el control del trono de mi vida y hazme la persona que deseas que yo sea. Gracias Señor por venir a morar conmigo, por perdonarme y darme la vida eterna. Gracias también por darme todo el poder de tu Santo Espíritu, amén.


Un abrazo y bendiciones.

No hay comentarios: