domingo, 10 de abril de 2011

Dios usa a quien quiere y como quiere

Por tanto, si Dios les ha dado a ellos el mismo don que a nosotros al creer en el Señor Jesucristo, ¿Quién soy yo para pretender estorbar a Dios?
Hechos 11:17.


Lectura diaria: Hechos 11:1-18. Versículo para memorizar: Hechos 11:17.


ENSEÑANZA


En este capítulo vemos como algunos de los discípulos primeros del Señor que eran judíos, no estaban de acuerdo con que Pedro hubiese ido a visitar a Cornelio en su casa ya que ellos eran gentiles, pero el Señor se le manifestó con anterioridad no solo a Pedro sino también al oficial. A Pedro para enseñarle que todo lo que Él ha santificado con su sangre no se puede llamar inmundo o impío; y a Cornelio para que se dejara guiar por Pedro y recibieran ellos también el don del Espíritu Santo. Este es un ejemplo claro de cómo el Señor no hace distinción de personas y a todas las acepta con el mismo amor y misericordia. Muchas veces se presentan situaciones que por A o B los fieles parten de las iglesias y van a parar a la de su mejor conveniencia ya sea por cuestiones de doctrina, por distancias o simplemente de afectos; entonces, la iglesia de donde se han retirado, se siente aludida y empiezan a crear cizaña como haciendo creer que solamente vale ante Dios “su iglesia” y que las demás están fuera de sitio. De ninguna manera se deben aceptar estas críticas porque es el Señor mismo quien pone o quita a sus siervos y es Él quien se encarga de utilizar a quien quiere y como quiere. No sé que se persigue con estas actuaciones; quizá la iglesia aludida se siente menoscabada en su feligresía, en su apariencia notable ante las otras organizaciones o quizá hasta en sus mismos intereses económicos, pero esto no debe ser así. Vale la pena que pastores y diáconos se pregunten si Dios los ha puesto como exclusivos para llevar su mensaje y preguntarse igual que Pedro: “¿quién soy yo para pretender estorbar a Dios? Oremos para que más bien todas las iglesias de Dios se unan y en verdad creamos en un solo Dios, un solo Espíritu, un solo bautismo y una sola fe. Seguro que si se actúa de esta manera podemos llegar bien lejos. Unidos lograremos mucho; divididos estaremos perdidos. Nadie puede estorbar la obra de Dios.

Es mi interés que conozcas al autor y consumador de la fe: al Señor Jesucristo y que sea Él mismo quien te guíe hacia una iglesia donde se practique la sana doctrina. Si lo deseas podemos orar así:


Señor Jesucristo: Yo te necesito, acepto que soy pecador y me arrepiento por ello. Toma el control del trono de mi vida y hazme la persona que quieres que yo sea. Gracias por venir a mi vida, por perdonarme y limpiarme; y gracias por darme todo el poder de tu Santo Espíritu. Amén.


Un abrazo y bendiciones.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Excelentes palabras....El Señor te guarde y te multiplique el numero de lectores...

Ing. Sergio Guerra
Bucaramanga