miércoles, 20 de abril de 2011

De perseguidor a perseguido

Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?
Hechos 22:7.


Lectura diaria: Hechos 22:1-29


ENSEÑANZA


Paulo en su defensa ante la multitud que lo prendió para golpearlo en Jerusalén, se defendió del pueblo que lo acusaba y comenzó a explicarles su conversión: cómo había pasado de perseguidor a perseguido puesto que había sido el mismo Señor quien se le había aparecido y quien le había hablado para tomarlo como instrumento de su obra para conversión en especial de los gentiles. Muy seguramente si no hubiesen ocurrido los hechos como sucedieron no habría existido un Paulo, porque ante su celo por la ley de Moisés, no podía aceptar a nadie distinto a los suyos. Sin embargo, los caminos del Señor no son los nuestros y él no era la excepción; de antemano Dios lo tenía escogido con un propósito determinado (v. 10). Tal vez se encuentran muchos “Saulos” por ahí, yendo de un lado para otro, creando cizaña y hablando mal del pueblo de Dios. Nunca han tenido un encuentro personal con el Señor y por lo tanto no pueden conocerle ni entenderle.

Dios desea que hoy ya dejes de ser “Saulo” y te conviertas en “Pablo”; Él mismo te dice: “¿Por qué me persigues?...Yo soy Jesús de Nazaret, a quien tu persigues” (vv. 7-8). Quizá también puedes pasar de perseguido a perseguidor. Mi pregunta entonces, es: ¿quieres conocer a Jesús como en verdad es Él? Te sugiero la siguiente oración:


Amado Jesús: Al igual que Saulo, reconozco que solamente sé de ti, por la tradición de mis antepasados. Te pido que entres en mi vida y tomes el control de ella. Perdona mis pecados y hazme la persona que quieres que yo sea. Muéstrame todos mis errores y permite que pueda llevar a otros tu Palabra de verdad, para que te conozcan a ti como el Dios y Salvador de la humanidad. Gracias Jesús por hacerlo. Amén.


Un abrazo y bendiciones.

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