domingo, 24 de abril de 2011

Más sobre la conversión y misión de Pablo

Te libraré de tu propio pueblo y de los gentiles. Te envío a éstos para que les abras los ojos y se conviertan de las tinieblas a la luz, y del poder de Satanás a Dios, a fin de que, por la fe en mí, reciban el perdón de los pecados y la herencia entre los santificados.
Hechos 26:17-18.


Lectura diaria: Hechos 26:1-32. Versículos para memorizar: Hechos 26:17-18.


ENSEÑANZA


Me parece importante insistir sobre la conversión de Pablo y en especial de su misión, puesto que todos nosotros, los que no somos judíos, nos convertimos en sus hijos espirituales. El mismo Señor Jesús, le dice a Pablo en su conversión que lo envía a los gentiles para que puedan entender y se conviertan de las tinieblas a la luz; para que ya no vivan más subyugados a Satán sino a Dios. Para que reciban por medio de Él el perdón de los pecados y la herencia entre los santificados que es la vida eterna.

Es importante hablar y recalcar sobre lo mismo porque la responsabilidad de que el hombre no se pierda recae sobre nosotros. Al habernos llegado el misterio de la salvación simplemente de gracia, es nuestro deber compartirlo de la misma manera a los demás. El hombre está en medio de un caos donde ni siquiera él mismo logra entenderse; no sabe para dónde va en medio de tanta tecnología y avances científicos; ha desbordado su capacidad intelectual y ya nada lo asombra ni lo inmuta. Su ego se ha envanecido; engreído y soberbio se ha olvidado completamente de su Creador. Hay que retomar el camino y volver los ojos hacia el apóstol Pablo, entendiendo el compromiso que nos dejó como legado. ¿Para qué seguir dándonos cabezazos contra la pared, como lo hizo él, sin entender el propósito de Dios? (v. 14c). No podemos esperar, un minuto es valioso. Si parece según las estadísticas que mueren tres personas por segundo, esto quiere decir que por minuto son ciento ochenta y de estos ciento ochenta, ¿cuántos mueren sin conocer de Dios? Solamente en un minuto; si lo tomamos diariamente se convierte en miles, ¿y en dónde estamos los cristianos? ¿Qué estamos haciendo para llevar a los demás el mensaje de salvación?

Como lección propongámonos testificar del Señor con más frecuencia. Quizá podemos empezar por una persona mensualmente, para luego hacerlo con una quincenalmente, y que al menos lleguemos con una semanalmente. Cosecharemos muchas coronas en el cielo.


Si no conoces a Jesús, a la persona que detuvo a Saulo en su viaje de persecución hacia Damasco dándole la misión de ir a predicarlo a Él para que personas como tú, crean y se les abran los ojos, recibiendo el perdón de pecados y la vida eterna, tal vez es tu oportunidad de hacerlo, no lo dejes para después, puede ser tarde. Podemos orar así:


Señor Jesucristo: Reconozco que soy pecador y que viniste a morir por mí. Te acepto como mi Señor y Salvador. Perdona mis pecados y dame la vida eterna que ofreces. Gracias Señor por hacerlo. En tu nombre Jesús, amén.


Un abrazo y bendiciones.

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