domingo, 27 de febrero de 2011

¿Por qué ayunas?

Ustedes solo ayunan para pelear y reñir; y darse puñetazos a mansalva. Si quieren que el cielo atienda sus ruegos, ¡ayunen, pero no como ahora lo hacen!

Isaías 58:4.

Lectura diaria: Isaías 58:1-11. Versículo para memorizar: Isaías 58:4.


ENSEÑANZA


La pregunta podría ser ¿por qué ayunas? O ¿cómo ayunas? Quizá muchos ayunan por seguir la corriente de la iglesia o porque toca ir, sin más ni menos. Otros porque necesitan de Dios y creen que haciéndolo como sacrificio, Él responderá. Pero, ¿cómo es el ayuno tuyo? ¿Lleno de caras largas y lamentos? El Señor nos enseña aquí, que si solamente vamos al ayuno para seguir peleando o para mortificarnos, estamos equivocados; no es este el ayuno que Dios espera de sus hijos. El Señor es un caballero y no espera nada que se convierta en obligación y menos en sacrifico. El sacrificio ya estuvo hecho y uno solo bastó: el de Jesús en la cruz del Calvario. El ayuno verdadero es aquel que se hace por gusto, sin presiones ni imposiciones. Es el ayuno que nos propicia a actuar correctamente cumpliendo justamente con el prójimo y desatando todo yugo que oprime a los que tenemos cerca. Es compartir el pan, dar posada al que la necesita y vestir al desnudo (vv. 6-7).

Si de verdad queremos ayunar, no tenemos por qué darnos golpes de pecho y a la vez estar pensando en hacerle daño al familiar, amigo o vecino; ni siquiera al enemigo. Cuando actuamos rectamente, como Dios nos lo manda y estamos en ayuno, el Señor sacará en toda situación la cara por nosotros y tendremos gran recompensa: “El Señor te guiará siempre; te saciará en tierras resecas, y fortalecerá tus huesos. Serás como jardín bien regado, como manantial cuyas aguas no se agotan” (v. 11). Les invito a buscar el ayuno que agrada a Dios y no a los hombres.


Si deseas conocer a Jesús como Señor y Salvador de tu vida, te invito a orar así:


Señor Jesucristo, yo te necesito. Entiendo que soy pecador y que viniste a morir en mi lugar. Toma mi vida, te la entrego Jesús para que hagas de ella lo mejor para mí. Gracias por perdonarme y limpiarme, por hacerme una nueva creación para la gloria y honra tuya; gracias por darme la vida eterna y por enseñarme a actuar correctamente. En tu nombre Jesús, amén.


Un abrazo y bendiciones.

No hay comentarios: