sábado, 19 de febrero de 2011

Mirando hacia adentro primero

¿Por qué te fijas en la astilla que tiene tu hermano en el ojo y no le das importancia a la viga que tienes en el tuyo?
Lucas 6:41.


Lectura diaria: Lucas 6:37-42. Versículo para memorizar: Lucas 6:41.


ENSEÑANZA


De verdad que es fácil ver los errores en los demás y no reconocer los propios. Precisamente porque tenemos la tendencia a criticar, muchas veces inclusive, sin escuchar razones vamos juzgando a priori. He escuchado opiniones al respecto y a veces creo que puede ser cierto: lo que más se critica, es sobre los puntos débiles de quien lo hace. Tal pareciera que la persona como no puede con su defecto, entonces inconscientemente se vuelca hacia los demás.

El Señor conociendo el corazón del hombre, quiso dejarnos unas normas de conducta hacia el prójimo con el fin de ahorrarnos problemas si las practicamos: “No juzguen, y no se les juzgará. No condenen, y no se le condenará”. “Porque con la medida que midan a otros, se les medirá” (vv. 37 y 38). En resumidas cuentas no les hagamos a los demás, lo que no queremos que nos hagan a nosotros. Las mujeres somos muy dadas a la crítica y creo que es por hablar tanto. Herimos los sentimientos de otras con frases como: ¿Te engordaste, no? O ¡Cómo estás de flaca! Y si se tiene la oportunidad de estar con otros, sacar a la luz el defecto o falla del agraviado, muchas veces inclusive agrandando las cosas, sin percatarse del daño causado porque el comentario o mejor chisme, se va volviendo una bola de nieve. Con la misma medida que midamos, nos medirán también.


Aprendamos a mirar primero nuestros errores y practiquemos el callar, así todo sea como lo vemos, pero no somos los llamados a juzgar, para eso está Dios. Además, lo que tanto juzgamos o nos incomoda puede voltearse hacia nosotros.

Estas normas de conducta están disponibles para todos. Si nunca le has dado a Jesús la oportunidad de tomar tu vida, te invito a hacerlo hoy. Oremos:


Amado Jesús: necesito que entres en mi corazón. Reconozco que he pecado de muchas maneras en especial juzgando y criticando. Te pido que me perdones y tomes el control de mi vida para que hagas de mi la persona que quieres que yo sea. Gracias Señor por venir a morar conmigo, por perdonarme y limpiarme, por enseñarme a reconocer primero mis errores y por darme la vida eterna. En tu nombre Jesús, amén.


Un abrazo y bendiciones.

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