lunes, 21 de febrero de 2011

Amor de madre

La mujer quedó embarazada y tuvo un hijo, y al verlo tan hermoso lo escondió durante tres meses.
Éxodo 2:2.


Lectura diaria: Éxodo 2:1-10. Versículo para memorizar: Éxodo 2:2.


ENSEÑANZA


La historia del nacimiento de Moisés nos deja dos lecciones a las mujeres respecto al amor de madre. Primero vemos a su madre legítima lo que es capaz de hacer con tal de no perder a su hijito: esconderlo en una cesta y dejarlo en medio del río. Enseguida se nos muestra el pasaje con la hija del faraón, quien al verlo lo adoptó como propio; el mismo amor de madre pero con otros matices.

Quizá nunca los hijos valoren el amor que una madre les prodiga, pero aún así, sea como fueren quien está siempre lista a perdonar y continuar es la madre. Por algo dicen por ahí, que el amor más parecido al amor de Dios es el que ofrece una mujer con el calificativo de madre.

En el camino de la vida y ya han crecido nuestros hijos, retrocedemos en el tiempo y es cuando empezamos a apreciar lo que significa ser madre; es decir, cuando la ruleta vuelve y gira. Tal vez, muchas ya no la tenemos y extrañamos sus consejos y mimos, pero solo en esos momentos caemos en cuenta lamentándonos por no haber sido mejores o por haber causado tantos disgustos. La Biblia nos enseña que el primer mandamiento con promesa es “honrar a padre y madre” para que te vaya bien y tengas larga vida. Ese honrar no es solamente velar porque no les falte lo económico, también significa velar porque no les falte el amor, la comprensión, la confianza y la compañía. “Hay cosas que el dinero no puede comprar”, dice una publicidad y se adapta para el caso: no todo es plata, plata y plata. Nada sacamos con ayudarlos económicamente y dejarlos tirados en un ancianato o en una clínica sin volver a determinarlos. Al igual que los niños, ellos necesitan demasiado afecto y compañía. Si una madre, sea biológica o adoptiva puede dar tanto y entregarse sin límites, ¿por qué entonces, no recibir lo más mínimo de amor y respeto de sus hijos, especialmente en la vejez?


Reflexionemos sobre la lectura del día y propongámonos a ser cada día mejores hijos; la recompensa por parte de Dios no se hará esperar. La Palabra de Dios, tiene muchas lecciones al respecto, escudriñémosla para saber cómo comportarnos. Y si nunca has conocido de Jesús ni de su Palabra, te invito a orar así, para que logres ser un mejor hijo(a):


Amado Jesús: Deseo conocerte y entregarte mi vida para que seas mi Señor y Salvador. Ven a mí, perdona mis pecados y hazme la persona que quieres que yo sea. Gracias Jesús, por venir a morar conmigo, por perdonar mis pecados, por lavarme y limpiarme y por enseñarme a respetar y amar a mis padres. En el nombre de Jesús, amén.


Un abrazo y bendiciones.

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