sábado, 12 de febrero de 2011

La pregunta ante la adversidad

¿Por qué voy a inquietarme? ¿Por qué me voy a angustiar? En Dios pondré mi esperanza y todavía lo alabaré. ¡Él es mi Salvador y mi Dios!
Salmo 43:5.


Lectura diaria: Salmo 43:1-5. Versículo para memorizar: Salmo 43:5.


ENSEÑANZA


El Salmo 43 es complemento del anterior y nos muestra la angustia por la que está pasando el salmista. Sin embargo, nos deja bien claro que a pesar de las dificultades, busca el rostro de Dios y aún más fuerte. Necesita cogerse de Él con mayor intensidad, al punto de clamar: “sed de Dios” (Sal. 42:2).

¿Será que imitamos al salmista? O al revés; ¿nos dejamos llevar por las calamidades y peleamos con Dios? Notemos cómo este hombre dice: “En Dios pondré mi esperanza, y todavía lo alabaré” reconociéndolo como su Salvador y Dios. La alabanza es un arma fuerte y en ella hay gran poder. Satanás, lo que menos le gusta es que alabemos al Señor; está interesado en nuestra “quejabanza” porque con ésta se siente honrado; entonces depende de nosotros a quién vamos a adorar, ¿al Rey celestial o al enemigo?

Busquemos el rostro del Señor día y noche, para que de día nos mande su amor y de noche nos acompañe y podamos exclamar también: ¿Por qué voy a inquietarme? ¿Por qué me voy a angustiar? Lo seguiremos alabando porque es el único Dios y Salvador que tenemos. ¿A quién más iremos Señor, si sólo tú tienes palabras de vida eterna? Por más que pase lo que pase, si ya conocemos el evangelio, no podemos volcarnos hacia los brujos o espiritistas. Conocemos la verdad (Jesús), y ésta nos hará libres.

Aprendamos: entre más aflicción, más adoración. Si Él es tu Salvador y tu Dios, no hay para qué preocuparse.


ORACIÓN

Señor Jesús: Innegablemente la vida es un lecho de rosas pero con muchas espinas a lado y lado. Quiero que entres en mí, para que me enseñes por dónde ir sin lesionarme tanto. Te entrego mi vida y te acepto en mi corazón como Señor y Salvador personal. Perdona mis pecados y llévame por el camino recto que me tienes dispuesto. Gracias Jesús, por escuchar mi oración, por perdonar mis pecados y por darme todo el poder de tu Santo Espíritu. Gracias porque ahora, ¡eres mi Salvador y mi Dios! En tu nombre Jesús, amén.

Un abrazo y bendiciones.

No hay comentarios: