martes, 22 de febrero de 2011

¿Quién ha creído el mensaje?

¿Quién ha creído a nuestro mensaje y a quién se le ha revelado el poder del Señor?
Isaías 53:1.


Lectura diaria: Isaías 53:1-12. Versículo para memorizar: Isaías 53:1.


ENSEÑANZA


El profeta Isaías como 500 años antes de venir el Señor, profetizó lo difícil que sería que la humanidad creyera en Él. No solamente sucedió cuando vino en carne hace un poco más de dos mil años y fue rechazado por los suyos, sino actualmente, porque el hombre tiene el corazón endurecido y por más que vea y oiga no cree. Isaías nos describe en este capítulo cómo sería su pasión y muerte al punto de quedar completamente desfigurado: “No había en él belleza ni majestad alguna; su aspecto no era atractivo y nada en su apariencia lo hacía deseable” (v. 2). Si creemos que el Señor quedó tan bonito y completo como nos lo muestra un crucifijo, estamos equivocados. Él fue “varón de dolores, hecho para el sufrimiento” (v. 3b), padeció y murió solamente para venir a darnos libertad tanto en la enfermedad como en el pecado: “Ciertamente él cargó con nuestras enfermedades y soportó nuestros dolores”; “Él fue traspasado por nuestras rebeliones, y molido por nuestras iniquidades; sobre él recayó el castigo, precio de nuestra paz, y gracias a sus heridas fuimos sanados” (vv. 4 y 5).

Este hombre llamado Jesús, que anduvo por Galilea sanando enfermos, sacando demonios, calmando vientos y tempestades, fue el descrito por el profeta. Él llevó encima el pecado e intercedió por todos. Padeció, murió y resucitó; ahora está vivo y es el que anunciamos. Solamente cuando reconocemos lo hecho y aceptamos que ya pagó nuestra deuda ante el Padre, es cuando en verdad conseguimos la salvación.


¿Deseas creer este anuncio? ¿Recibir el mensaje para ti? Te aseguro que no hay otra manera de tener vida eterna sino solamente con Jesús. Si me permites y quieres, podemos orar así:


Señor Jesucristo: Entiendo todo lo que sufriste en el calvario por mí, quiero entregarte mi vida para que lleves tú el peso de mis pecados y enfermedades. Hoy decido aceptarte como mi único Señor y Salvador. Gracias Jesús por lavarme y limpiarme; gracias por venir a morar conmigo; gracias por darme la vida eterna y todo el poder de tu Santo Espíritu. En tu nombre Jesús, amén.


Un abrazo y bendiciones.

No hay comentarios: