martes, 5 de octubre de 2010

Sembrar sobre lo que vale

Y ahora Señor, ¿qué esperanza me queda? ¡Mi esperanza he puesto en ti!
Salmo 39:7.


Lectura diaria: Salmo 39:1-13. Versículo del día: Salmo 39:7.


ENSEÑANZA


En este mundo no somos más que peregrinos. Vamos de paso, y solamente nos queda lo realizado mientras estuvimos aquí. Con razón dice David en el salmo que somos efímeros: “Muy breve es la vida que me has dado, ante ti, mis años no son nada. Un soplo nada más es el mortal, un suspiro que se pierde entre las olas” (vv. 5-6). Siendo la vida tan corta, es tan ilógico que sembremos destrucción. Quizá esto sucede porque no se tiene el menor concepto sobre Dios y menos de lo que Él espera del hombre. “Ilusorias son las riquezas que amontona, pues no se sabe quien se quedará con ellas.” (v. 6b), bien se dice que nunca un entierro lleva trasteo. Entonces: “Realmente, todo es absurdo; ¡es correr tras el viento!” (Ec. 2:17b). Por eso mientras estemos por este camino, lo mejor es hacer las cosas bien, como Dios quiere que las hagamos. Esto nos lo confirma el rey Salomón, y nos lo deja escrito para que lo tomemos en cuenta: “Yo sé que nada hay mejor para el hombre que alegrarse y hacer el bien mientras viva; y sé también que es un don de Dios que el hombre coma o beba, y disfrute de todos sus afanes” (Ec. 2:12). Conclusión: Debemos llevar una vida sana y alegre de la mejor manera, disfrutando hacer el bien porque lo único cierto es que vamos de paso y nuestra meta no está en la tierra; tenemos la certeza de una esperanza de gloria en Cristo Jesús, quien nos pedirá cuentas cuando estemos en su presencia y se preservará de echar al fuego sólo lo sembrado en justicia. ¿Para qué amontonar tanta riqueza aquí, donde los malhechores están al acecho? “Acumulen para sí tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el óxido carcomen, ni los ladrones se meten a robar” (Mt. 6:20). Esta es la lección de hoy.


Un abrazo y bendiciones.

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