sábado, 30 de octubre de 2010

Estar dispuestos a oirle

Si ustedes oyen hoy su voz, no endurezcan el corazón.
Salmo 95:7b-8.


Lectura diaria: Salmo 95:1-11. Versículos del día: Salmo 95:7b-8.


ENSEÑANZA


Ayer les motivaba a adorar a Dios por la grandeza de sus obras; hoy les invito a reflexionar y quizá a entender que Dios es único. Tal vez, es ésta la manera de encontrarse con el Todopoderoso, y de hablarle el Señor a las personas, por eso es importante ser sensibles a su voz. Llegará el día en que el periodo de la gracia se acabe y la salvación será complicada de alcanzar. Isaías 55:6 dice: “Busquen al Señor mientras se deje encontrar, llámenlo mientras esté cercano”. Considero que los tiempos han cambiado y que a través de la tecnología tenemos acceso a internet y buscar una cantidad de opciones si queremos saber de Dios. Lo que hay actualmente son páginas de predicadores anunciando mensajes de salvación, aparte de los canales y emisoras cristianas que existen. Cuando el Señor dijo: “Y este evangelio del reino se predicará en todo el mundo como testimonio a todas las naciones” (Mt. 24:14), era porque sabía exactamente lo que vendría en el futuro y esto con el fin de que nadie diga que nunca supo ni oyó hablar de Jesús de Nazaret como el mesías que vino a salvar a la humanidad. Démosle gracias a Dios porque en la mayoría de países (Occidente, Europa y América Latina), se puede predicar y hablar de Dios sin ningún temor, lo que no ocurre en Oriente. En China por ejemplo, es restringido el cristianismo y lo mismo sucede donde prima el Islamismo. “Mis devocionales compartidos” buscan precisamente ese fin, lograr que el mensaje del Señor Jesucristo llegue al mayor número posible de personas; depende no solamente de mi parte sino también de lo que puedan hacer los que lo reciben a diario. Todos debemos ser portadores de “Buenas Nuevas”. Regalémosle a otros lo que ya conocemos, ellos serán los que en últimas decidirán si quieren escuchar a Dios o rechazarle. Por nuestra parte gozaremos de bendición al cumplir el mandato del Señor porque: “¡Qué hermosos son, sobre los montes, los pies del que trae buenas nuevas; del que proclama la paz, del que anuncia buenas noticias, del que proclama la salvación, del que dice a Sión: Tú Dios reina! (Is. 52:7). Y si tú estás sediento de Dios, ora conmigo así: Señor Jesús, hoy estoy dispuesto a escuchar tu mensaje. Sé que eres Dios y que moriste en una cruz por mí. Te entrego mi vida; hazme la persona que deseas que yo sea. Amén.


Un abrazo y bendiciones.


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