martes, 12 de octubre de 2010

Mujer ejemplar

La mujer ejemplar es corona de su esposo.
Proverbios 12:4.


Lectura diaria: Proverbios 12:1-28. Versículo del día: Proverbios 12:4.


ENSEÑANZA


Dice el versículo del día que la mujer ejemplar es corona de su esposo. La corona siempre va adornando la cabeza. Si tenemos en cuenta que Dios dejó al marido como cabeza de la mujer, entonces, esto quiere decir que sus actuaciones sabias, van dirigidas siempre a enaltecer el nombre de su esposo. Con razón dice el refrán que: “Detrás de todo gran hombre, siempre hay una gran mujer”. Buscando en Google sobre esta frase, me encontré con que la gran mayoría, piensa que eso era en otros tiempos o que por lo menos actualmente, no es cierta. Quizá este dicho pudo haber sido invención de una persona que conocía la Palabra de Dios, porque no es otra cosa que afirmar el verso anotado. Personalmente considero, que si en un hogar se cumplen a cabalidad los roles que Dios diseñó para la pareja, sin ninguna duda la mujer jugará el papel protagónico que el Señor desea de ella. ¿Quién no puede decir que la influencia de la mujer en el hogar es primordial? Sí; ella es prácticamente la encargada de enseñar, edificar, y sostener ese recinto llamada hogar. En proverbios 24:3-4 aprendemos que la casa se construye con sabiduría, se cimienta con inteligencia y que sus cuartos se llenan con buen juicio de bellos y extraordinarios tesoros; tareas que en su mayoría le corresponden a la esposa y madre. La mujer tiene el don divino de prodigar amor, además de poseer un sentido de orden y organización que le falta a la mayoría de hombres. Esto sin tener en cuenta que lo minucioso, los detalles, las pinceladas y retoques son dotes especiales en ella. “Ella le es fuente de bien, no de mal, todos los días de su vida” (Pr. 31:12). Esto es lo que ejerce la mujer ejemplar. ¿Qué hombre está delante de ti? ¿Uno derrotado, achicopalado y malhumorado? Reflexiona si en verdad, estás poniendo en práctica lo que Dios demanda de tu parte y permite que el Espíritu Santo te llene de su fruto para que puedas entonces, dar lo que hasta ahora has negado. Y para cerrar: Si deseas ser tratada por tu esposo como reina, trátalo a él, como rey. En menos de lo imaginado, estarás ciñendo sobre tu cabeza, la corona que anhelas.


Un abrazo y bendiciones.

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