sábado, 2 de octubre de 2010

El temor del Señor

Vengan, hijos míos, y escúchenme, que voy a enseñarles el temor del Señor.
Salmo 34:11.


Lectura diaria: Salmo 34:11-22. Versículo del día: Salmo 34:11.


ENSEÑANZA


El temor de Dios es el respeto filial que todos debemos brindarle, tanto seres humanos como toda la tierra (Sal. 33:8). Dice el salmista que el quiera amar la vida y gozar de felicidad, debe aprender sobre el temor de Dios, porque es esto lo que espera de parte nuestra. Encierra este temor unas costumbres de rutina, tales como aprender a refrenar la lengua: “que refrene su lengua” (Sal. 34:13); recordemos que con la lengua se hace tanto el bien como el mal, podemos bendecir y también maldecir. “Que se aparte del mal y haga el bien” (Sal. 34:14), nuestro proceder debe ser siempre el de bendecir al prójimo, conviviendo con el bien: «Se hace el bien, no en la medida de lo que se dice o se hace, sino en la medida de lo que se es, en la medida en que Jesús vive en nosotros» (Carlos de Foucauld). Muy cierto, si tenemos al Señor en nuestra vida nuestra esencia misma de cristianos nos inclina a hacer el bien continuamente. Y algo muy importante: buscar la paz y seguirla (Sal. 34:14b). Por eso, si hay sospecha sobre lo que nos esté perturbando consecutivamente, y nos frene no dejándonos vivir tranquilos, debemos cortar sanamente con esa situación, de manera que sintamos la paz de Dios y podamos desempeñarnos en lo cotidiano sin ninguna carga. Los que temen a Dios son el pueblo de Dios. Los cristianos somos su pueblo y por lo tanto debemos ser los que le adoramos y le seguimos con temor reverente y reconocimiento de su majestad y poder. Ese temor es el que nos permite tener valor para dominar el temor que viene de los contratiempos e inclusive el de la muerte. Como hijos de Dios, bridémosle el temor que como Padre, Señor y Rey se merece.


Un abrazo y bendiciones.


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