domingo, 10 de octubre de 2010

Los tesoros del justo

El futuro de los justos es halagüeño.
Proverbios 10:28.


Lectura diaria: Proverbios 10:1-32. Versículo del día: Proverbios 10:28.


ENSEÑANZA


Justo en la Biblia es aquel que se somete a Dios y cumple fielmente sus preceptos. Gracias a Dios, nosotros pecadores hemos sido ya justificados por la sangre de Jesucristo, quien nos redimió y libró de la condenación. Para Él somos sus justos; nos convertimos en sus aliados y nos ama; por consiguiente está pendiente de cada detalle nuestro; el justo puede caer, pero si cae vuelve a levantarse (Pr. 24:16), porque su integridad no le permite quedarse en ese estado. Posee el Espíritu de Dios, quien lo redarguye de pecado y entiende al igual que David, la importancia que tiene para Dios el arrepentirse con corazón contrito y humillado (Sal. 51). En el capítulo de estudio encontramos que el justo se ve coronado de bendiciones durante su vida; observemos algunas de las que podemos encontrar: siempre tendrá pan para comer (v. 3); andará seguro (v. 9); sus labios destilarán sabiduría (vv. 20-21); poseerá riquezas (v. 22); permanecerá firme para siempre (v. 25b); prolongará su vida (v. 27); y aún después de su muerte será recordado (v. 7). ¿Es difícil ser justo? Si tomamos ese “justo” como perfecto, es posible que lo consideremos difícil. El Señor nos llamó a ser perfectos al igual que el Padre lo es (Mt. 5:48). Sin embargo, Él sabe que en nuestra naturaleza humana no existe nada bueno, por esa misma razón es que es misericordioso y compasivo. Cristianos perfectos no existen; por más perfectos que parezcan siempre habrá algún defecto. El mismo Pablo lo decía: “No es que ya lo haya conseguido todo, o que ya sea perfecto. Sin embargo, sigo adelante esperando alcanzar aquello para lo cual Cristo Jesús me alcanzó a mí. Hermanos, no pienso que yo mismo lo haya logrado ya. Más bien, una cosa hago: olvidando lo que queda atrás y esforzándome por alcanzar lo que está delante” (Fil. 3:12-13). Es importante hacer notar a los demás que el hecho de ser cristianos no significa “perfectos”, pues personalmente he encontrado que las personas del común, están atentos a mostrar nuestros defectos y sacar a la luz nuestro cristianismo. ¡Claro! El enemigo está al acecho. “Si afirmamos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos y no tenemos la verdad” (1 Jn. 1:8). No quiere decir que por esto voy acudir al libertinaje y seguiré pecando, no; el hacerlo sería como pasar por alto el sacrificio expiatorio del Señor por mí. Así que mi consejo es no buscar la perfección, sino la justificación y gozar de los tesoros que como justos delante de Dios, nos pertenecen. La perfección dejémosela al Señor quien se encargará de terminar la buena obra empezada en cada uno de nosotros.


Un abrazo y bendiciones.

No hay comentarios: