jueves, 28 de octubre de 2010

Él nos libra del cazador

Sólo él puede librarte de las trampas del cazador.
Salmo 91:3.


Lectura diaria: Salmo 91:1-16. Versículo del día: Salmo 91:3.


ENSEÑANZA


El tiempo de recuperación, después de una cirugía puede decirse que es el más tenebroso y difícil para el paciente. Es sentir una mezcla de emociones y debilidades que ocasionan una ansiedad desbordada. Hablando con mi hermano y habiendo ya experimentado ese proceso, llegamos a la conclusión que ese tiempo era aún más difícil que el practicado antes de la operación. Despertarse de la anestesia general y ver que estamos vivos es de agradecimiento a Dios; sin embargo, al caer en la realidad y no poder ni mover los ojos, nos sentimos completamente dominados a una cama y unos cables, que nos producen un miedo y temor, al punto de conducirnos a una ansiedad que en ningún caso puede ser dada por Dios. Personalmente creo que es un espacio donde todavía no somos lo suficiente lúcidos como para digerir lo sucedido y es entonces cuando Satanás aprovecha la situación para instigarnos y llevarnos al punto de la desesperación. “Sólo él puede librarte de las trampas del cazador” dice el verso de estudio y es la única y mejor arma que tenemos en esos minutos de terror. Solamente el Señor nos puede sacar y librar de esa angustia en la que creemos que vamos a desfallecer. El enemigo anda como león rugiente buscando a quien devorar (1 Pd. 5:8), y que mejor momento que ese. Él nos ataca no solamente cuando estamos al frente de realidades palpables como ante un criminal que nos roba y atraca, sino también en situaciones de sueño o alucinaciones adentrándose profundamente hacia nuestra área espiritual. Gracias al Señor por tenerlo cerca y poder confiar en su bondad y misericordia, de otra manera creo que estos ataques serían pan comido para el adversario. El Salmo 91:1 dice: “El que habita al abrigo del Altísimo se acoge a la sombra del Todopoderoso”. Esta es nuestra esperanza y nuestro alivio; con el Señor pueden llegar tempestades y borrascas tenebrosas, pero el estar bajo su sombra es como el seguro que hemos adquirido y el cual ponemos a funcionar ante el naufragio y mayor es el que está en nosotros que el que está en el mundo (1 Jn. 4:4). Entendamos que esa es una guerra espiritual y tenemos que sacar todas las armas disponibles para defendernos porque las de Satanás no prevalecerán (Is. 54:17). Deberíamos aprendernos este Salmo de memoria, no como un hechizo o agüero que es lo que muchos hacen, sino sabiendo que como hijos de Dios, nos refugiamos en Él y por eso se hace realidad lo descrito en este cántico. Señor: Gracias porque en momentos de angustia tú nos respondes y no nos dejas solos.


Un abrazo y bendiciones.

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