martes, 19 de octubre de 2010

Oración en vez de maldición

¡Qué viva el rey! ¡Que se le entregue el oro de Sabá! Que se ore por él sin cesar, que todos los días se le bendiga.
Salmo 72:15.


Lectura diaria: Salmo 72:1-19. Versículo del día: Salmo 72:15.


ENSEÑANZA


Con frecuencia ocurre que leemos la Biblia y no nos percatamos en realidad de lo que dice. He leído este Salmo cantidad de veces pero hasta hoy, lo apropie para nuestro mandatario y de verdad que le he encontrado mucho provecho. Cambiemos la palabra “rey” por “presidente” y veremos: “Oh Dios otorga tu justicia al presidente”, “así juzgará con justicia a tu pueblo y hará justicia a tus pobres”; “¡él aplastará a los opresores!”. “Que en sus días florezca la justicia, y que haya gran prosperidad”. “Él librará al indigente que pide auxilio, y al pobre que no tiene quien lo ayude. Se compadecerá del desvalido y del necesitado, y a los menesterosos les salvará la vida. Los librará de la opresión y la violencia, porque considera valiosa su vida”. “Que abunde el trigo en toda la tierra; que ondeen los trigales en la cumbre de los montes”. “Que su nombre perdure para siempre; que su fama permanezca como el sol. Que en su nombre las naciones se bendigan unas a otras; que todas ellas lo proclamen dichoso”. Estos son algunos apartes que saqué del Salmo, pero en realidad deberíamos tenerlo en cuenta en su totalidad. ¿No es eso lo que deseamos como pueblo? ¿Que haya justicia y prosperidad? ¿Qué de corazón alguien se fije en el necesitado y en los indigentes? ¿Qué de verdad se respete la vida y cese la violencia? En nuestras manos hay mucho por hacer; como cristianos tenemos el compromiso ante Dios de orar por los mandatarios así no hayan sido los predilectos. Clamémosle al Señor por nuestra patria, porque Colombia un día sea baluarte en América Latina de justicia, paz y prosperidad, para que de verdad el nombre de nuestro presidente sea recordado como el que cambió el curso de la historia en la nación. Acostumbrémonos a bendecir, no a maldecir. Dejemos la crítica a un lado y comencemos a obedecerle al Señor, orando por ellos. La oración, prospera; la maldición, destruye. Señor: te rogamos por el presidente y todos los mandatarios que gobiernan nuestro país. Dales el conocimiento tuyo para que ellos puedan ejercer en justicia y equidad.


Un abrazo y bendiciones.

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