domingo, 23 de mayo de 2010

Tenemos un ministerio para cumplir

Les ruego, hermanos, por nuestro Señor Jesucristo y por el amor del Espíritu, que se unan conmigo en esta lucha y que oren a Dios por mí.
Romanos 15:30.


Lectura diaria: Romanos 15:14-33. Versículo del día: Romanos 15:30.

ENSEÑANZA

A veces creemos que con ir a la Iglesia y hacer el devocional basta, pero aquí todos somos semillas puestas por Dios para continuar la labranza. Todos debemos velar porque esa cosecha de fruto y fruto que permanezca para continuar nuevamente con el mismo ciclo. El querer hacer este Devocional y compartirlo, ha sido para mí un estímulo en mi vida y le pido al Señor dos cosas: una que me permita continuarlo todos los días de mi existencia y la segunda, que logre esparcirse aún a lugares muy remotos usando la herramienta del internet. Gracias de antemano por sus oraciones, sin ellas no hubiera logrado seguir adelante, máxime en momentos que he soportado aflicciones bastante difíciles. El llevar el Evangelio a otros es muy satisfactorio. Saber que cada mañana le pido al Espíritu Santo su guía para realizarlo y llegar al corazón necesitado exactamente con el mensaje esperado, me llena de alegría porque sé, entonces, que el Señor ha obrado y su Santo Espíritu ha tocado vidas para la honra y gloria de Él. Les insto para que de alguna u otra manera lo que hemos recibido gratuitamente, también lo compartamos gratuitamente. El mundo está agobiado bajo tanta presión de una u otra índole y muchas veces nos equivocamos creyendo que tal persona es feliz, quizá porque la vemos con un físico agradable, con dinero y fama sin saber que por dentro a gritos reclama amor, comprensión y tiempo. Está vacía y ese vacío sólo lo puede llenar Dios a través de su Hijo Jesús. No nos detengamos ante nada ni ante nadie, ni dejemos que los quehaceres y deseos nuestros nos pierdan la mirada. La fama y las riquezas cosechadas aquí se van a carcomer y son una ilusión. “No te fanes acumulando riquezas; no te obsesiones con ellas. ¿Acaso has podido verlas? ¡No existen! Es como si les salieran alas, pues se van volando como las águilas” (Proverbios 23:4-5). Entonces, cosechemos para el reino de Dios, donde la polilla y el orín no corrompen. Termino deseándoles las mismas palabras del apóstol Pablo: “Que el Dios de la esperanza los llene de toda alegría y paz a ustedes que creen en él, para que rebosen de esperanza por el poder del Espíritu Santo” (Ro. 15:13).

Un abrazo y bendiciones.

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