martes, 11 de mayo de 2010

Fidelidad de Dios

Pero entonces, si a algunos les faltó la fe, ¿acaso su falta de fe anula la fidelidad de Dios? ¡De ninguna manera! Dios es siempre veraz, aunque el hombre sea mentiroso.

Romanos 3:3.

Lectura diaria: Romanos 3:1-8. Versículo del día: Romanos 3:3.

ENSEÑANZA

Qué reconfortante es saber que Dios nunca actúa como nosotros. Por encima de cualquier circunstancia está la fidelidad de Dios. Si nos cuestionamos porque nuestra fe no es lo suficientemente grande como para saber esperar sus promesas, entonces ya podemos estar tranquilos porque el Señor actúa, no porque lo que yo crea, sino porque Él y su Palabra son indiscutibles; y si lo dice, así es. Si volvemos al ejemplo del padre del muchacho endemoniado que con el corazón le dijo a Jesús: “Si puedes hacer algo, ten compasión de nosotros y ayúdanos. ¿Cómo que si puedo? Para el que cree todo es posible. ¡Si creo! –Exclamó de inmediato el padre del muchacho–¡Ayúdame en mi poca fe!” (Mar.9:22-24). Independientemente de si su fe era mucha o poca o demasiado insignificante, el Señor le sanó. Simplemente Él es quien dijo ser. El “Gran Yo soy”, el creador del universo. El Verbo hecho carne; la Palabra encarnada. Él y su Palabra son inmutables y jamás cambiarán. Dice el Diccionario Ilustrado de la biblia: “Fiel es Dios que guarda su lealtad a sí mismo, a su palabra dada y al pacto establecido con su pueblo. Esta fidelidad se ha revelado en Jesucristo en quien Dios ha cumplido su palabra”(Pag. 230, Col. 1). Este atributo de Dios, nos brinda tranquilidad. ¡Gloria a Dios, por su fidelidad! En realidad no la merecemos. Pero como todo lo de Él: Es un regalo más.

Un abrazo y bendiciones.

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