lunes, 17 de mayo de 2010

Ahora nosotros somos su pueblo

Llamaré “mi pueblo” a los que no son mi pueblo; llamaré “mi amada” a la que no es mi amada.

Romanos 9:25.

Lectura diaria: Romanos 9: 14-29. Versículo del día: Romanos 9:25.

ENSEÑANZA

En ocasiones, escuchamos frases como las siguientes: “El Antiguo Testamento no es para nosotros”; “La gracia tumbó la ley de Moisés”. Nos portamos como necios y se nos olvida que toda la Biblia es Palabra de Dios. Además, la gracia no invalida la ley, de ninguna manera; al contrario la reafirma porque el mismo Señor Jesucristo lo dijo: “No he venido a anular la ley o los profetas sino a darles cumplimiento” (Mt. 5:17); esto no quiere decir que somos salvos por la ley, lo somos por la gracia de Dios a través de la fe en Jesucristo, pero la fe no anula la ley, más bien nos la confirma (Ro. 3:31). Con ley o sin ella todos somos pecadores (Ro. 2:12). En últimas, el cristiano debe obedecer a Cristo en fe y amor, conforme a la medida de fe que Dios le da a cada uno (Ro. 12:3) y su obediencia es una respuesta de amor y sumisión a la voluntad de quien lo ha salvado. ¿Para qué toda esta explicación? Para que entendamos que como pueblo suyo, linaje escogido y real sacerdocio, tengamos presente el pacto establecido con su pueblo Israel, para que del mismo modo nosotros, su nuevo pueblo y amada Iglesia, aprendamos a sujetarnos por amor al Señor en todos sus mandatos. Si nosotros somos sus escogidos, a quienes Dios llamó no sólo de entre los judíos sino también de entre los gentiles (Ro. 9:24), no cuestionemos sus actuaciones y decisiones, Él es soberano; al contrario, démosle gracias por tenernos dentro de ese nuevo pueblo suyo y ser ahora “hijos del Dios viviente”.

Un abrazo y bendiciones.

Bibliografía: Diccionario Ilustrado de la Biblia

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