martes, 25 de mayo de 2010

Cristo fuente de toda sabiduría

Pero gracias a él ustedes están unidos a Cristo Jesús, a quien Dios ha hecho nuestra sabiduría –es decir, nuestra justificación, santificación y redención–
1ª. Corintios 1:30.


Lectura diaria: 1ª. Corintios 1:18-31. Versículo del día: 1ª. Corintios 1:30.

ENSEÑANZA

Como lo dice Pablo, el mensaje de la cruz es el poder de Dios para los que se salvan (v. 18). A lo largo de mi vida cristiana he conocido hombres y mujeres demasiado humildes, quienes han tenido poca formación académica pero quienes les ganan en sabiduría a muchos letrados. Esto no quiere decir que sobra la preparación ética y religiosa para el pueblo de Dios; sin embargo como está escrito: “Destruiré la sabiduría de los sabios; frustraré la inteligencia de los inteligentes” (v. 19). No por ser ilustrado e inteligente y creerse el sabelotodo, se es sabio. La sabiduría proviene de Dios y si no la tenemos debemos pedírsela al Señor para que a través de su Santo Espíritu la obtengamos. “Dios escogió a lo insensato del mundo para avergonzar a los poderosos” (V. 27). También dice que escogió a lo más bajo, a lo despreciado y a lo que no es nada, para anular lo que es (v. 28). El Señor lo hizo de esta manera para que nadie tenga que jactarse en su presencia; para que reconozcamos que solamente a través de Jesucristo por el amor infinito de Dios somos justificados, santificados y redimidos. Cristo pues, encierra en nosotros toda la sabiduría, porque solamente Él, quien estaba presente desde la formación del mundo, vino a constituir la sabiduría como primicia de sus obras (Pr. 8:22), con el fin de dejarla como legado a aquellos que se aferran a Él y a quienes no les importa que por su nombre les crean locos. “Pues la locura de Dios es más sabia que la sabiduría humana, y la debilidad de Dios es más fuerte que la fuerza humana” (v. 25). Entonces, busquemos de corazón al Señor Jesús, para que seamos llenos de toda sabiduría que nos lleve a discernir los caminos, donde podamos ser verdaderos testigos suyos para la honra y gloria de su nombre.

Un abrazo y bendiciones.

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