domingo, 2 de mayo de 2010

Cumpliendo la voluntad de Dios

El Dios de nuestros antepasados te ha escogido para que conozcas su voluntad, y para que veas al Justo y oigas las palabras de su boca.

Hechos 22:14.

Lectura diaria: Hechos 22:1-21. Versículo del día: Hechos 22:14.

ENSEÑANZA

Según el Diccionario Larousse, voluntad es la facultad de determinarse a ciertos actos. Es firmeza del alma que quiere; intención, ánimo de hacer una cosa. Entonces, si de verdad amamos a Dios, deseamos con firmeza obedecerle y acatar sus instrucciones. La Biblia dice que la voluntad de Dios es buena, agradable y perfecta y dentro de esa buena voluntad se encuentra la salvación para la humanidad “Porque la voluntad de mi Padre es que todo el que reconozca al Hijo y crea en él, tenga vida eterna, y yo lo resucitaré en el día final” (Jn. 6:40). Cuando el mismo Señor Jesucristo buscó a Pablo, lo escogió para que conociera su voluntad y fuera su testigo ante toda persona (v.15); esto es, simplemente ser el portador de las Buenas Nuevas de reconciliación del hombre con Dios. Pablo, primero tenía que reconocer en Jesucristo al Justo y luego sí empezar a transmitir lo visto y oído. Su propio testimonio le serviría de base para alcanzar a otros para Él. ¿Por qué nos cuesta tanto cumplir su voluntad de ir y compartir? Quizá necesitamos ese toque abrupto del Señor, donde nos ponga contra la pared y nos confronte al igual que hizo con Pablo. Pero si ya le conocemos y hemos visto su gloria reflejada en nuestras vidas, no tenemos que dejarnos llevar de la pereza, el desaliento, la apatía ni la indisposición que en últimas, todas son contrarias a la voluntad. Recordemos que todos nosotros venimos de ese hombre que al tener su encuentro personal con Jesucristo, se levantó y como siervo obediente comenzó la buena obra de salvación entre los gentiles. Levantémonos también los que le seguimos y empecemos con ahínco y determinación a llevar el Evangelio de Cristo a tanto necesitado, entendiendo que la voluntad del Padre es que nadie se pierda sino que todos lleguen al arrepentimiento. Amado Señor: Danos el coraje y la decisión firme de hacer tu voluntad, para ir y predicar de ti a los que andan cautivos por el pecado.

Un abrazo y bendiciones.

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