sábado, 19 de diciembre de 2009

Él merece todo nuestro reconocimiento

Entonces dijo María: Mi alma glorifica al Señor y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador.

Lucas 1:46-47.

Lectura diaria: Lucas 1:46-56. Versículo del día: Lucas 1:46-47.

ENSEÑANZA

La bendita virgen María, nos deja a todos los creyentes una gran enseñanza. La anunciación del ángel, donde le notifica que sería la madre de Jesús hecho hombre, primero que todo debió cogerla por sorpresa pues ella estaba prometida con José pero según las costumbres de la época aún su matrimonio no se había consumado. De ahí su sorpresa al indicarle al ángel, que ella no conocía varón alguno. Fácilmente podemos deducir, todos los pensamientos que invadieron su cabeza, cuando tanto José como toda la Aldea se enteraran de su embarazo a sabiendas de que aún era virgen. Sin embargo, fue dirigida por el Espíritu Santo y fácilmente entendió que su concepción sería a través de Él y no de ningún humano. Asumió sumisa las consecuencias que éste le traería y humildemente respondió: “Aquí tienes a la sierva del Señor. Que Él haga conmigo como me ha dicho” (Lucas 1:38). María, la primera persona en recibir al Señor, luego de visitar a su prima Elisabet e ir entendiendo su responsabilidad, se llenó de regocijo y empezó a alabar a Dios. Aprendamos de María ante todo a ser humildes y a poner la mirada solamente en el Dios de nuestra salvación. Aprendamos a no mirar solamente lo malo que puede traernos un percance o desilusión porque Dios aprovechará la situación para algo extraordinario, como en el caso de María. Aprendamos también a honrarlo con himnos y cánticos que salgan de lo profundo de nuestro corazón; Él merece todo el loor y adoración posibles. Señor Dios: Así como María no escatimó lo más mínimo de su vida para aceptarte en su vientre, en este día yo tampoco me limito para darte cabida en mi corazón. Toma mi vida Señor Jesús, perdona mis pecados; te la entrego porque sé que contigo podré alcanzar la victoria y la vida eterna. Te doy gracias y me regocijo por tan innumerables beneficios que haces por mí. Todo honor, honra y gloria sean para ti. En tu nombre Jesús, amén.

Un abrazo y bendiciones.

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