Aunque el Señor te de pan de adversidad y agua de aflicción, tu maestro no se esconderá más; con tus propios ojos lo verás.
Isaías 30:20.
Lectura diaria: Isaías 30:18-26. Versículo del día: Isaías 30:20.
ENSEÑANZA
Muchas veces creemos que por estar pasando un desierto árido, desolado y sediento Dios está fuera de nosotros o se ha olvidado por completo, dejándonos en el abandono total. No es así, cuando somos sinceros y le entregamos nuestra vida al Señor, Él, pase lo que pase no nos dejará, aquí dice en el verso 21 “Ya sea que te desvíes a la derecha o a la izquierda, tus oídos percibirán a tus espaldas una voz que te dirá: Éste es el camino; síguelo”. Por experiencia propia puedo afirmar que el Señor es fiel aunque nosotros no lo seamos. Si queremos dejarle y hacer caso omiso, de alguna manera busca el modo de atraernos nuevamente a su redil y con brazos amorosos nos toma nuevamente para colocarnos en el lugar exacto, porque su compasión y piedad no tienen límites; es un Dios de justicia y debemos a prender a esperar en Él (verso 18). “¡El Dios de piedad se apiadará de ti cuando clames pidiendo ayuda! Tan pronto como te oiga te responderá” (verso 19). Dice también que te enviará lluvia para la semilla que siembres y el alimento que produzca la tierra será abundante y suculento. El ganado pacerá en extensas llanuras. Podrá una venda en las fracturas y sanará las heridas causadas (versos 23-26). Así que entendamos de una vez que nuestro Dios, es el verdadero Dios: justo y compasivo. La función del maestro es enseñar y si nos ha permitido adversidad, es porque después de ésta viene algo grande y de seguro, lo que ansía de sus discípulos es que aprendamos a esperar en Él. “Si hoy la adversidad llega a tu puerta, no la detengas, déjala entrar porque con ésta, también entran la fe, la esperanza y el amor. Al final cuando la luna brille como el sol y sus rayos te iluminen, comprenderás el porqué de tanta aflicción. Voltearás los ojos hacia tu Maestro y con corazón sincero, gracias le darás”
Un abrazo y bendiciones.
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