domingo, 20 de diciembre de 2009

La confusión

Pero cuando él estaba considerando hacerlo, se le apareció en sueños un ángel del Señor y le dijo: José, hijo de David, no temas recibir a María por esposa, porque ella ha concebido por obra del Espíritu Santo.

Mateo 1:20.

Lectura diaria: Mateo 1:18-25. Versículo del día: Mateo 1:20.

ENSEÑANZA

José, el padre adoptivo de Jesús al saber la noticia del embarazo de María, quiso dejarla en silencio para no avergonzarla. El ángel del Señor se le apareció y le confirmó que lo engendrado era obra del Espíritu Santo, por tanto, no debería temer en absoluto. ¿Cuántos temores tenemos como humanos? O ¿Cuántos prejuicios sociales se anteponen para decidirnos a aceptar al Señor en nuestras vidas? José era un hombre justo, sumiso a la ley y temeroso de Dios, sin embargo dudó de María hasta que tuvo ese toque perfecto de Dios para anunciarle la concepción milagrosa del niño y se dispuso humildemente a cumplir su importantísimo cometido. La lección para todos es que nos dejemos guiar por el Espíritu Santo para que sea Él quien nos señale el camino perfecto. Quizá te consideras “bueno”, cumplidor de tus preceptos religiosos y que no le haces mal a nadie, pero nunca le has dado cabida a Jesús. Lo conoces de nombre, más no como la persona que dijo ser. Tal vez por tu posición social consideras que no lo necesitas. Déjame decirte que todos, completamente todos le necesitamos. Si por alguna u otra razón tú que estás leyendo este mensaje estás confundido y no le has permitido entrar en tu vida, piensa que es la oportunidad de hacerlo. Te aseguro que será la mejor decisión de tu parte, jamás te arrepentirás. Te puedo guiar con la siguiente oración: Amado Padre: gracias por hacerme entender que por encima de toda complejidad, sea color, raza, estrato social, religión, etc., estás tú en el primer lugar y es ante ti en quien tengo que postrarme y rendirme. Señor Jesús, gracias por haber venido hace dos mil años a la tierra a cumplir tu misión como salvador del mundo. Hoy sinceramente, te abro mi corazón para que tomes el control de mi vida, te la entrego mi buen Jesús para que hagas de ella conforme a tu voluntad. Te doy las gracias por entrar a mi vida y por tenerme en cuenta para alcanzar la salvación. En tu nombre Jesús, amén.

Un abrazo y bendiciones.

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