Nadie puede negar que todos mueren, que sabios e insensatos perecen por igual, y que sus riquezas se quedan para otros.
Salmo 49:10. NVI.
Lectura: Salmo 49:1-20. Versículo del día: Salmo 49:10.
MEDITACIÓN DIARIA
La muerte física es una
realidad, que indiscutiblemente a todos nos llega. El versículo del día nos
dice que a tanto a sabios como a insensatos sucederá. La vida del hombre no es
más que un suspiro; un soplo, una ilusión (Salmo 144:4). Muchas veces no la
apreciamos porque la tenemos a nuestro lado en buenas condiciones. Pero con una
simple caída y un dolor agudo sea en un dedo, todo el cuerpo se resiente y
quizá empecemos a captar cuánto significa la vida humana para cada uno.
Tal vez nos concientizamos
sobre la muerte y la vida, cuando de un momento a otro se nos va un ser querido.
Claro que pesa para tranquilidad, el hecho de saber que era una persona que
había abrazado la fe cristiana; pero cuando no es así, nos queda el sinsabor
del porqué no le compartimos, o el porqué, de no haberle insistido. Así que es tiempo de proclamar la verdad del Evangelio
del Señor Jesucristo. Él dijo ser el Principio y el Fin; el Alfa y la Omega; el
Pan de vida; el Camino, la Verdad y la Vida; la Luz del mundo y la Puerta de
las Ovejas. No dejemos de compartir esta Palabra para que así llegue la muerte física,
la muerte espiritual no los toque. Convirtámonos en mensajeros de vida.
Señor Jesús: Tú no
fuiste un charlatán ni mentiroso. Tú fuiste quien dijiste ser: el Hijo de Dios
Altísimo que viniste al mundo a llevar sobre Ti, el peso de nuestras transgresiones.
Permite buen Señor que este mensaje de salvación toque los corazones de cuantos
lo lean y acepten que Eres el Salvador y Señor de la humanidad. Gracias te doy
por cada una de las personas que sigue este devocional y por las que pones en
el camino para llevarles un mensaje de fe y esperanza para sus vidas. Gracias,
muchas gracias buen Señor por utilizarnos como mensajeros de paz y de tus
buenas nuevas de salvación que traen vida y no muerte. ¡Te amamos Señor!
Un abrazo y bendiciones.
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