lunes, 8 de noviembre de 2021

Somos mensajeros de vida no de muerte

Nadie puede negar que todos mueren, que sabios e insensatos perecen por igual, y que sus riquezas se quedan para otros. 

Salmo 49:10. NVI.


Lectura: Salmo 49:1-20.  Versículo del día: Salmo 49:10.


MEDITACIÓN DIARIA


La muerte física es una realidad, que indiscutiblemente a todos nos llega. El versículo del día nos dice que a tanto a sabios como a insensatos sucederá. La vida del hombre no es más que un suspiro; un soplo, una ilusión (Salmo 144:4). Muchas veces no la apreciamos porque la tenemos a nuestro lado en buenas condiciones. Pero con una simple caída y un dolor agudo sea en un dedo, todo el cuerpo se resiente y quizá empecemos a captar cuánto significa la vida humana para cada uno.  

Tal vez nos concientizamos sobre la muerte y la vida, cuando de un momento a otro se nos va un ser querido. Claro que pesa para tranquilidad, el hecho de saber que era una persona que había abrazado la fe cristiana; pero cuando no es así, nos queda el sinsabor del porqué no le compartimos, o el porqué, de no haberle insistido.  Así que es tiempo de proclamar la verdad del Evangelio del Señor Jesucristo. Él dijo ser el Principio y el Fin; el Alfa y la Omega; el Pan de vida; el Camino, la Verdad y la Vida; la Luz del mundo y la Puerta de las Ovejas. No dejemos de compartir esta Palabra para que así llegue la muerte física, la muerte espiritual no los toque. Convirtámonos en mensajeros de vida.


Señor Jesús: Tú no fuiste un charlatán ni mentiroso. Tú fuiste quien dijiste ser: el Hijo de Dios Altísimo que viniste al mundo a llevar sobre Ti, el peso de nuestras transgresiones. Permite buen Señor que este mensaje de salvación toque los corazones de cuantos lo lean y acepten que Eres el Salvador y Señor de la humanidad. Gracias te doy por cada una de las personas que sigue este devocional y por las que pones en el camino para llevarles un mensaje de fe y esperanza para sus vidas. Gracias, muchas gracias buen Señor por utilizarnos como mensajeros de paz y de tus buenas nuevas de salvación que traen vida y no muerte. ¡Te amamos Señor!


Un abrazo y bendiciones.

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