No juzguen, y no se les juzgará. No condenen, y no se les condenará. Perdonen, y se les perdonará.
Lucas 6:37. NVI.
Lectura: Lucas 6:27-38. Versículo del día: Lucas 6:37.
MEDITACIÓN DIARIA
Somos muy dados a juzgar
y a lanzar juicios a priori. Tal vez, porque nos falta discernimiento y
prudencia virtudes tan necesarias en una persona y mucho más en un cristiano.
El mismo Señor Jesús en el Evangelio de Lucas nos está diciendo que no juzguemos.
Más adelante Pablo a través de su Carta, también nos lo afirma: “Por tanto, no tienes
excusa tú, quienquiera que seas, cuando juzgas a los demás, pues al juzgar a
otros te condenas a ti mismo, ya que practicas las mismas cosas” (Romanos 2:1).
Nunca sabemos los motivos que indujeron a una persona a actuar de diferente
manera a la que hubiésemos querido nosotros. Aparte de juzgarlos también
podemos caer en el error de guardarles resentimiento. Si en realidad nos
ofendió, nos corresponde perdonar. Eso nos lo está diciendo el Señor y nos lo
vive repicando vez tras vez, incluso cuando nos enseñó la oración del Padre
Nuestro.
Es que hasta a nuestros
enemigos debemos perdonar y amar. ¿Fácil? Seguro no lo es; pero yo me pregunto
si eso lo manda el Señor con los enemigos, mucho más tengámoslo en cuenta con
algún miembro familiar o de amistad que talvez, en un momento dado se equivocó
o no le pasó por su imaginación que la otra persona se iba a sentir ofendida
por hacer o no hacer esto o aquello. No seamos rencillosos, seamos maduros
también para amar a nuestro prójimo. Orémosle al Señor y depositemos en Él
todas nuestras cargas.
Señor Jesús:
venimos ante Ti, primero que todo a entregarte nuestro dolor y a decirte que no
permitas que nuestro corazón guarde semillas de resentimiento por A o por B
situaciones presentadas en el diario caminar porque estas pueden crecer y echar
raíces de amargura. Enséñanos Señor a no condenar a nadie puesto que, sin
darnos cuenta, al juzgarlos nos estamos condenando a nosotros mismos, ya que
cometemos los mismos actos que estamos juzgando. Llénanos del amor Tuyo para
ofrecerlo en estos casos y más bien pon en nuestros corazones el perdonar
cualquier ofensa que nos haya causado ese dolor. Gracias buen Señor por tener
en tu Palabra las palabras exactas y exhortarnos a demostrar en todo momento el
amor que nos dejaste como ejemplo a seguir. ¡Te amamos y te adoramos!
Un abrazo y bendiciones.
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