martes, 16 de noviembre de 2021

No hay por qué entristecerse

No estén tristes, pues el gozo del Señor es nuestra fortaleza. 

Nehemías 8:10.


Lectura: Nehemías 8:1-10.  Versículo del día: Nehemías 8:10.


MEDITACIÓN DIARIA


El pueblo de Israel reunido, le pide al sacerdote Esdras que también era su maestro, que llevase el Libro de la ley para leerlo. El sacerdote Esdras leyó el libro, lo cual conmocionó a toda la asamblea. Seguro que fue un mover del Santo Espíritu. Todos tenían el mismo sentir: hambre por la Palabra de Dios. Fue tan emocionante este nuevo encuentro del pueblo de Israel, después de haber vuelto de su cautiverio que al oír las palabras de la ley la gente comenzó a llorar, por eso, el gobernador Nehemías, el sacerdote Esdras y los levitas que enseñaban les dijeron: “No lloren ni se pongan tristes, porque este día ha sido consagrado al Señor su Dios” (v. 9). Nehemías los despidió diciéndoles que fueran y festejaran, que comieran bien y compartieran la comida con quienes no tenían nada. Y les recalcó: “No estén tristes, pues el gozo del Señor es nuestra fortaleza”.

Ahora, es hermoso, cautivante y edificante ver a la Iglesia del Señor reunida para compartir no solo la Palabra de Dios, sino igualmente la Cena y la comunión entre los hermanos. Una relación que se da exclusivamente con base en el amor ofrecido por nuestro amado Señor Jesús, y que es el motor para guiarnos y llevarnos de la misma manera como su legado: dándolo todo por amor. Me gozo en el Señor porque a pesar de ser muy pequeña la Iglesia donde el Señor nos ha puesto, puedo constatar que se percibe el mismo ambiente de amor y solidaridad entre los asistentes. El amor rompe todo obstáculo y si llegamos caídos allí las palabras de aliento y de consolación nos levantan. ¡Gloria al Señor por mi Iglesia!


Señor Jesús: gracias porque no es por la cantidad sino por la calidad lo que nos ha movido a continuar en ese pedacito de espacio a donde nos reunimos por ahora cada domingo. Gracias porque tal vez otros días hemos estado un poco más cómodos, pero siempre teniendo presente que Eres nuestro Líder y ejemplo a seguir. Quizá en otro tiempo nos darás algo con características como las que soñaba tu siervo David para tu templo. Te daremos gracias por tu benevolencia, sin jamás olvidar que somos cada uno de nosotros los portadores de esa, la que llamamos Iglesia. Utilízanos como los templos del Espíritu Santo que es lo que esperas de tus hijos. Gracias, muchas gracias buen Señor. Gracias porque teniéndote a Ti, las tristezas se disipan. Gracias porque bien lo dijo Nehemías: no hay que estar tristes porque el gozo Tuyo es nuestra fortaleza. ¡Te amamos Señor!


Un abrazo y bendiciones.

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