¡Ofrece a Dios tu gratitud, cumple tus promesas al Altísimo!”. Salmo 50:14. NVI.
Lectura: Salmo 50:1-15. Versículo del día: Salmo 50:14.
MEDITACIÓN DIARIA
El Señor habla en este Salmo y bien les dice a
los de su pueblo que Él es el Único Dios y que tanto los becerros como los machos
cabríos, los animales del bosque y el ganado de los cerros le pertenecen, al
igual que las aves del cielo y las bestias del campo. Aun dice el Señor que si
tuviera hambre no lo diría porque el mundo y todo lo que contiene es de Él. No
necesita ningún sacrificio de nuestra parte. Además, el Señor Jesús se ofreció en
sacrificio así mismo, una sola vez y para siempre entregando su vida por los
pecados de la humanidad (Hebreos 7:27). “Y, cuando estos han sido perdonados,
ya no hace falta otro sacrificio por el pecado” (Hebreos 10:18).
Ante esto, entonces, ¿qué
se le puede ofrecer al Señor? Lo que Dios demanda de nosotros es la verdadera
gratitud. Sacrificios de alabanza, por una parte, y no dejar de cumplir lo prometido.
¡Cuánto tenemos que estarle agradecidos! Por su sacrificio en esa cruenta cruz
somos salvos. ¡Gloria a Dios! El Señor Jesús murió por nuestros pecados y resucitó,
para darnos vida eterna a su lado. “Por lo tanto, por medio de Jesús,
ofrezcamos un sacrificio continuo de alabanza a Dios, mediante el cual
proclamamos nuestra lealtad a su nombre” (Hebreos 13:15).
Amado Señor: no
tenemos palabras para agradecerte tanto bien que nos has hecho. Tú siendo el Dueño
de todo cuanto existe, nos miraste con amor y compasión para perdonar nuestras
agresiones y darnos salvación. Bendito Señor y Dios: todo loor, honra y gloria
te pertenecen. ¡Eres nuestro Rey, Señor y Salvador! ¡Te amamos!
Un abrazo y bendiciones.
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