miércoles, 17 de noviembre de 2021

Señor: llena mi corona con sus nombres

La alegría de los abuelos son los nietos. 

Proverbios 17:6 TLA.


Lectura: Proverbios 17:1-7.  Versículo del día: Proverbios 17:6.


MEDITACIÓN DIARIA


La mayoría de las versiones dicen que los nietos son la corona de los abuelos; pero resolví escribir el de la TLA porque ellos han sido portadores de alegría sin cesar. Y nos preguntamos entonces, ¿qué es una corona? Una corona es un aro decorado con flores, hojas, u otros objetos, que se sitúa en la cabeza como símbolo de una insignia honorífica, una dignidad o un adorno.

Yo tengo dos nietos hasta ahora, y uno que viene en camino. ¡Seguro que llegarán más! Faltan los de mi hijita por lo menos. Y puedo decir sin pensar que me equivoco, que ellos son el aire fresco y nuevo que necesitamos, ya en la etapa de los años dorados por la que nos movemos. Sí, sí; los nietos traen alegrías con recuerdos renovados de los tiempos en que esos padres también fueron chiquillos y quizá por una u otra razón no festejamos sus travesuras como lo hacemos ahora con sus hijos. Yo diría que los nietos son alegría, bullicio. juguetes, llantos y hasta peleas infantiles.

Vi escrito que un nieto es un anhelo convertido en realidad. Seguro que sí; se tienen, se consienten se aman profundamente, sin recaer la responsabilidad sobre nuestros hombros. Es a los nietos a quienes quizá les robemos los besos que no pudimos darle a nuestros hijos y a la vez recibir los que de pronto no pudimos volver a obtener de ellos. Deseo que mi corona esté adornada con el nombre de cada uno de estos chiquitos. Que cuando me la ponga, su risa me refresque el alma y su recuerdo perdure para no olvidar sus travesuras. Me siento orgullosa de llevar mi corona con la insignia de ‘abuelita’.


Amado Dios: ¡Cuánto agradecimiento tengo para darte! Me has dado lo más dulce y tierno de la vida: mis adorables Muñecos. Por ahora dos mi Señor, pero el otro pronto llegará. Ya lo quiero tener entre mis brazos; mecerlo bajo el aire fresco de un atardecer y juguetear igual que con mis otros dos tesoros. Mi Dios y Señor, ya que me has dado la dicha de tenerlos, te ruego que pintes con tu pincel en sus delicadas caras, la sonrisa tierna de sus años inocentes; te los entrego buen Dios para que los cuides y lleves de tu mano; por favor no los sueltes, son aún tan frágiles y vulnerables que no quisiera verlos llorar. ¡Son Tuyos Señor antes que míos! Guárdalos y arrúllalos en su sueño; y de día corre junto a ellos. Gracias, muchas gracias mi Señor.


Un abrazo y bendiciones.

No hay comentarios: