Pero tú, espera en el Señor, y vive según su voluntad, que él te exaltará para que heredes la tierra”.
Salmo 37:34. NVI.
Lectura: Salmo
37:34-40. Versículo del día: Salmo
37:34.
MEDITACIÓN DIARIA
Siendo sinceros, no es
fácil esperar en el Señor. Cuando el Señor nos ha dado una promesa y pasan los
días, los meses, los años tal vez, y nada que llega, no es fácil esperar. A menudo
creo que son nuestros pensamientos los que se interponen de un modo u otro para
alterar la confianza que, en últimas, es la que cuenta en ese periodo. Sí, sí; nuestra
confianza está basada en la fe y la fe debe de estar soportada exclusivamente en
Dios y su Palabra. De ahí que sea tan necesario alimentarnos diariamente de
ella y a la vez, no cortar la comunicación con el Señor. Recordemos que Él es
todo un caballero y no se inmiscuye si no le tocamos; sin embargo, yo diría,
que va mirando, mirando y nos deja a ver hasta dónde avanzamos solos, pero en
el momento exacto: ¡llega! Su fidelidad jamás se agota: “Él es su fortaleza en
tiempos de angustia. El Señor los ayuda y los libra” (vv. 39-40). Y quizá es en
esos instantes en que comprendemos su enseñanza esperando la respuesta.
No porque seamos débiles
para esperar no somos justos; no porque no sepamos esperar en Él no somos
salvos. Recordemos algo del devocional de ayer: “Mi poder se perfecciona en la
debilidad” (2 Corintios 12:9). Esta debilidad también cuenta y ahí estará
nuestro amoroso Dios para tendernos su mano nuevamente y proseguir. En tus
manos están nuestros tiempos.
Amado Señor:
gracias porque en nuestra carne no es fácil esperar. Gracias porque Tú Eres un
Dios Inmutable; no cambias. Gracias porque incluso en la espera, nos demuestras
amor y fidelidad. Gracias Señor por amarnos tanto. Somos inconstantes,
perezosos, despreocupados; sin embargo, no te cansas de nosotros. Perdónanos por
no apreciar tan grande tesoro que tenemos. Enséñanos a ser fieles a Ti, a hacer
tu voluntad y a no permitir que dejemos de buscarte por circunstancias
adversas. Tú lo sabes todo y sabes exactamente cuáles son los tiempos perfectos.
¡Te amamos Señor Dios, Sabio y Poderoso!
Un abrazo y bendiciones.
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