viernes, 3 de septiembre de 2021

No somos nada y sin embargo, ¡cuánto nos ama!

Como un pastor que cuida su rebaño, recoge los corderos en sus brazos; los lleva junto a su pecho, y guía con cuidado a las recién paridas. 

Isaías 40:11. NVI.


Lectura: Isaías 40:6-31. Versículo del día: Isaías 40:11.


MEDITACIÓN DIARIA


Continuamos con más promesas para levantar nuestro ánimo y entender que no estamos solos. Este es nuestro Señor. El que llega con poder; el que ha medido las aguas en la palma de su mano y abarcado entre sus dedos los cielos (v. 12). El Señor es quien ordena a la multitud de estrellas una por una y llama a cada una por su nombre y no falta ninguna de ellas (v. 26). Nosotros, no tenemos ningún derecho a reclamarle porque si no lo sabias: “El Señor es el Dios eterno, creador de los confines de la tierra. No se cansa ni se fatiga, y su inteligencia es insondable” (v. 28). Así es nuestro Dios que nadie puede igualar ni comparar; es el mismo que está pendiente de cada una de sus ovejas. Es el que busca a la perdida y recoge a la extraviada; el que venda sus heridas y fortalece a las débiles (Ezequiel 34:16). Definitivamente como lo dijo David: “¿Qué es el hombre, para que en él pienses?” (Salmo 8:4). No somos nada y sin embargo ¡cuánto nos ama!

Y nos cierra el Señor este capítulo con broche de oro afirmando: “Él fortalece al cansado y acrecienta las fuerzas del débil. Aun los jóvenes se cansan, se fatigan, y los muchachos tropiezan y caen; pero los que confían en el Señor renovarán sus fuerzas; volarán como las águilas: correrán y no se fatigarán, caminarán y no se cansarán” (vv. 29-31). Igualmente, no importa si te sientes alejado, perdido, cansado, agobiado; si te consideras viejo y que ya las fuerzas no alcanzan. Esta es Palabra de Dios y es para ti y para mí: nos tomará en sus brazos para devolvernos al redil; volaremos como las águilas y correremos sin fatigarnos ni cansarnos. El Creador de cielos, mares y tierra no miente y nos ama más que nadie. ¡Creámosle!


Amado Dios y Señor nuestro: no tenemos palabras para decirte lo agradecidos que estamos Contigo. A veces nos cuesta entender como Tú, un Dios tan Omnipotente y Soberano, te fijas en nosotros que lo único que hacemos es fallarte. Gracias, muchas gracias buen Dios y Señor. Gracias por tomar nuestra debilidad, nuestras fallas, nuestro cansancio y fatiga y levantarnos tan alto como el vuelo de las águilas. Gracias por buscarnos, alzarnos junto a tu pecho, restaurarnos y pastorearnos como a lo más precioso de tu redil. ¡Te amamos Señor!


Un abrazo y bendiciones.

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