miércoles, 18 de noviembre de 2020

Jesús: el puente entre el Padre Santo y el hombre pecador

 

Pero Dios demuestra su amor por nosotros en esto: en que cuando todavía éramos pecadores, Cristo murió por nosotros. 

Romanos 5:8. NVI.


Lectura: Romanos 5:1-11.  Versículo del día: Romanos 5:8.


MEDITACIÓN DIARIA


Nadie nos ha amado tanto como nuestro Papito Dios. Nosotros, pecadores por naturaleza, necesitamos un Salvador y Dios hizo el puente entre Él y el hombre pecador a través de su amado Hijo Jesucristo. Muchos piensan que somos nosotros mismos buscando y llegando a Dios, bien sea con buenas obras, con filosofías, religiones, no haciéndole mal a nadie, etc., pero así no es. Fue el infinito amor de Dios que no dudó en mandar a su Hijo al mundo para que Jesús cargara con todo el peso de nuestros pecados y pudiéramos tener la vida eterna. “ahora que hemos sido justificados por su sangre, ¡con cuánta más razón, por medio de él, seremos salvados del castigo de Dios!” (v. 9). Sí, el Señor Jesús derramó toda su sangre por ti y por mí.

Por eso es importante que no solamente creas esta verdad; también tienes que tomarla para sí. Todos necesitamos un Salvador y es necesario que le reconozcas como tal. En ningún otro hay salvación: “De hecho, en ningún otro hay salvación, porque no hay bajo el cielo otro nombre dado a los hombres mediante el cual podamos ser salvos” (Hechos 4:12); “si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor y crees en tu corazón que Dios lo levantó de entre los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para ser justificado, pero con la boca se confiesa para ser salvo” (Romanos 10:9-10). No lo dudes más, entrégale tu vida a Jesús de Nazaret. Él está llamando a tu puerta (apocalipsis3:20), déjalo entrar. Si esta es tu decisión te invito a orarle a Jesús así:


Señor Jesucristo: confieso que soy pecador y que Tú viniste para que yo pudiera tener acceso directo al Padre Celestial y por eso moriste en una cruz para perdonarme y limpiarme. Hoy creyendo estas verdades y sabiendo que Dios te levantó de entre los muertos, te entrego mi vida para que seas mi Señor y Salvador. Gracias por perdonarme y por darme la vida eterna a tu lado. Gracias por tanto amor ofrecido sin yo merecerlo. Amén.


Un abrazo y bendiciones.

No hay comentarios: