Si a algunos les faltó la fe, ¿acaso su falta de fe anula la fidelidad de Dios? ¡De ninguna manera! Dios es siempre veraz, aunque el hombre sea mentiroso.
Romanos 3:3-4. NVI.
Lectura: Romanos
3:1-8. Versículo del día: Romanos 3:3-4.
MEDITACIÓN DIARIA
Según el diccionario, se le
puede decir fiel a la persona que es firme y constante en sus afectos, ideas y
obligaciones y cumple con sus compromisos hacia alguien o algo. La fidelidad es
la capacidad, el poder o la virtud de dar cumplimiento a las promesas. Bíblicamente, Dios es absolutamente
confiable, firmemente constante y no dado a arbitrariedades o caprichos. Su
fidelidad es grande (Lamentaciones 3:23), extensiva (Salmo 36:5), y duradera
(Salmo 100:5). La fidelidad de Dios no puede ser anulada por la infidelidad
del hombre. Y es sobre esto que debemos sustentarnos. Dios ha prometido a los
suyos, a los que aceptaron y recibieron a su Hijo como Salvador, ser
completamente sus hijos (Juan 1:12). Igualmente sucede con el perdón de los pecados;
si los confesamos, nos los perdona (1 Juan 1:9). Con la promesa de una vida
eterna (1 Juan 5:11-12). La promesa del Señor Jesús de un Consolador (Hechos
2:1-13).
No tenemos ninguna base para dudar de la fidelidad de nuestro Dios y más
bien, basados en esa fidelidad suya, aumentar nuestra fe.
Señor Jesús: gracias porque a pesar de ser como somos, Tú
sigues siendo siempre el mismo. Gracias porque tu fidelidad no cambia y por esa
fidelidad tenemos la plena certeza del perdón de pecados y la entrada a la
gloria celestial donde compartiremos Contigo y estaremos gozosos de estar a tu
lado. Gracias Dios por llamarnos tus hijos; tu fidelidad es incomparable. ¡Te
amamos!
Un abrazo y bendiciones.
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