viernes, 20 de noviembre de 2020

Compartir del Señor porque los días son malos

Toquen la trompeta en Sión; den la voz de alarma en mi santo monte. Tiemblen todos los habitantes del país, pues ya viene el día del Señor; en realidad ya está cerca. Día de tinieblas y oscuridad, día de nubes y densos nubarrones. 

Joel 2:1-2. NVI.


Lectura: Joel 2:1-11.  Versículos del día: Joel 2:1-2.


MEDITACIÓN DIARIA


Estremecida por el video que transmitió Semana TV al entrevistar al dueño de un hotel en Providencia (parte del archipiélago que corresponde a Colombia, en el mar de las Antillas), tras el paso del huracán Iota y luego de leer este capítulo de Joel, considero que hay mucha similitud entre lo profetizado y lo ocurrido. Definitivamente, la Palabra de Dios se cumple de Este a Oeste y de Norte a Sur del planeta. Personalmente, y es solamente cosa mía, creo que la venida del Señor Jesús por su Iglesia está muy cerca. El mismo Señor dijo que nadie sabe el día ni la hora, pero sí dejo ciertas señales que para mí son evidentes. La maldad del hombre ya ha alcanzado límites extravagantes, los fenómenos naturales, el avance de la tecnología que sería la manera de gobernar el anticristo; el encierro masivo por esta llamada pandemia y la crisis política, económica y social a nivel mundial. Todo esto para mí son anuncios, “pues ya viene el día del Señor” (nos dice el versículo de hoy). Y más adelante en la lectura nos confirma:  “El día del Señor es grande y terrible. ¿Quién lo podrá resistir?” (v. 11c).

Lo anterior me hace pensar que estamos ad portas de un acontecimiento apoteósico como será el arrebatamiento de la Iglesia de Cristo Jesús. En medio de mi deseo y ansiedad porque esto ocurra, hay un hilo oscuro que no deja de preocuparme y es la cantidad de personas tanto familiares como amistades que no conocen del Señor. Tal vez, si tenemos esto en cuenta nos motivemos a sembrar las Buenas Nuevas con más decisión y practiquemos fielmente el mandato del Señor sobre cumplir la gran comisión (Mateo 28:19-20). Sea que yo esté equivocada en mi apreciación acerca de los hechos o no, compartamos del Señor Jesús; es lo mejor por hacer.


Amado Jesús: mi corazón se quebranta al mirar a mi alrededor y ver este mundo en medio del caos, la angustia en unos casos y la pasividad en otros. Ver la indiferencia, odio y agresividad en las personas, solo dejándose llevar por el desenfreno de una humanidad caída. Lo más triste mi Señor es ver la indiferencia hacia Ti. Hay una mezcla de religiosidad, unida a las ansias de poder queriendo gobernar el universo, que es aterradora para mí. Mi Dios y Señor, solo te pido misericordia para este mundo pecador. Enséñanos a hablar de Ti por donde quiera que vayamos; a diestra y siniestra, a tiempo y a destiempo porque los días son malos.  


Un abrazo y bendiciones.

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