Pisotean la cabeza de los desvalidos como si fuera el polvo de la tierra, y pervierten el camino de los pobres. Padre e hijo se acuestan con la misma mujer, profanando así mi santo nombre”
Amos 2:7. NVI.
Lectura: Amos
2:1-16. Versículo del día: Amos 2:7.
MEDITACIÓN DIARIA
Bien dice el versículo
anterior al del día, lo siguiente: “Los delitos de Israel han llegado a su
colmo; por tanto, no revocaré su
castigo: Venden al justo por monedas, y al necesitado, por un par de sandalias”
(v 6). El corazón del que era su pueblo se ha entenebrecido al punto que ya no
se acuerdan de su Dios. Exactamente sucede actualmente. El pueblo del Señor o
sea su Iglesia, parece no importarle lo que su Señor vino a hacer aquí en la
tierra. Infortunadamente, el cristianismo se ha tornado una religión más y de
esa manera pierde su compostura, de lo que en esencia es. Si no se tiene al
Señor Jesús como eje principal en la relación entre Él y el hombre, y se hace
de esta un modo de vida, sucede lo que estamos viendo.
Para tener una relación
es básica la comunicación y la comunicación con Dios se logra a través de la
oración y su Palabra. Hay que entender que el Señor Jesús vino a morir por nuestros
pecados y darnos vida eterna; esa es la gracia. Somos salvos por Él, cuando
creemos por fe que es el Hijo de Dios, muerto y resucitado. Ahora vivimos bajo
la gracia que es el regalo maravilloso que hemos recibido. Pero si nos
devolvemos al Antiguo Pacto, retrocedemos y estamos menospreciando su bendita
gracia. La ley ya no tiene cabida en nosotros. Su nuevo mandato de amarnos los
unos a los otros es el que debe prevalecer y el cual debemos siempre resaltar. Sigamos
a Cristo no a una religión porque nos desviaremos fácilmente.
Amado Señor Jesús:
Alabamos y bendecimos tu Nombre. Permite buen Señor, que seamos sensibles a
tu Palabra y a la oración para que no olvidemos que con tu sangre preciosa nos compraste. No nos
dejes desviar de tu camino y enséñanos a confiar en Ti en todas las áreas de
nuestra vida y que reflejemos el amor que nos ofreciste, al prójimo que nos
rodea. Gracias bendito Jesús.
Un abrazo y bendiciones.
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