lunes, 12 de octubre de 2020

Eres el mismo ayer, hoy y por los siglos

Nosotros los administradores reales, junto con los prefectos, sátrapas, consejeros y gobernadores, convenimos en que Su Majestad debiera emitir y confirmar un decreto que exija que, durante los próximos treinta días, sea arrojado al foso de los leones todo el que adore a cualquier dios u hombre que no sea Su Majestad. Expida usted ahora ese decreto, y póngalo por escrito. Así, conforme a la ley de los medos y los persas, no podrá ser revocado. 

Daniel 6:7-8. NVI.


Lectura: Daniel 6:1-28.  Versículos del día: Daniel 6:7-8.


MEDITACIÓN DIARIA


La lectura nos presenta varios cuadros que todavía suceden; uno de ellos es ver la influencia que tienen los asesores o consejeros que rodean a un mandatario llámese presidente, rey, gobernador o alcalde. Cuántas cosas ellos no quisieran hacer, y muchas veces, le hacen emitir y firmar decretos, que más tarde se arrepienten. Daniel fue uno de los tres administradores nombrados por el rey Darío para velar por sus intereses (v. 2), “Y tanto se distinguió Daniel por sus extraordinarias cualidades administrativas que el rey pensó en ponerlo al frente de todo el reino. Entonces los administradores y los sátrapas empezaron a buscar algún motivo para acusar a Daniel de malos manejos en los negocios del reino. Sin embargo, no encontraron de qué acusarlo porque, lejos de ser corrupto o negligente, Daniel era un hombre digno de confianza” (vv. 3-4). ¿Por qué querían sacarlo? Simple y llanamente por envidia. La envidia corroe el corazón del hombre y siempre ha sido así. ¿Qué hizo Daniel? Recurrió a la mejor arma que tenía en sus manos: la oración (v. 10). Pero tal como lo decía el decreto fue arrojado al foso de los leones (v. 16); ¿qué sucedió? El rey se había encariñado con Daniel y estaba preocupado por su situación. Y ante la pregunta del rey a Daniel, si Dios lo había salvado, contesto: “Mi Dios envió a su ángel y les cerró la boca a los leones. No me han hecho ningún daño, porque Dios bien sabe que soy inocente. ¡Tampoco he cometido nada malo contra Su Majestad!” (v. 22).

Conclusión: los culpables junto con sus familias fueron arrojados al foso y devorados por los leones mientras el nombre de Dios fue exaltado: “He decretado que en todo lugar de mi reino la gente adore y honre al Dios de Daniel. Porque él es el Dios vivo, y permanece para siempre. Su reino jamás será destruido, y su dominio jamás tendrá fin. Él rescata y salva; hace prodigios en el cielo y maravillas en la tierra. ¡Ha salvado a Daniel de las garras de los leones!” (vv. 26-27). “Él rescata y salva”; El único con poder para hacerlo y para transformar el corazón del hombre.


Amado Dios y Señor nuestro: gracias porque en tu Palabra nos demuestras que Eres Dios Grande y Poderoso. No permitas que caigamos en el pecado de la envidia y le hagamos daño al prójimo. Enséñanos a ser completamente rectos e íntegros en nuestro andar diario y a orar por el discernimiento de todos nuestros gobernantes. Gracias por las enseñanzas que nos dejas a través de las Escrituras. ¡Eres el mismo ayer, hoy y por los siglos ¡Te amamos Señor!


Un abrazo y bendiciones.

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