El padre de Publio estaba en cama, enfermo con fiebre y disentería. Pablo entró a verlo y, después de orar, le impuso las manos y lo sanó.
Hechos 28:8. NVI.
Lectura: Hechos
28:1-10. Versículo del día: Hechos 28:8.
MEDITACIÓN DIARIA
Se decidió que Pablo
viajara a Roma puesto que él había apelado al emperador. La navegación se hizo
muy peligrosa al punto de peligrar la vida de todos los que iban en el barco.
Después de afrontar tempestades y naufragio lograron llegar a la isla de Malta (Hechos
27). Publio era el funcionario principal de la isla y su papá se encontraba
enfermo. Pablo aprovechó la ocasión para orar, imponerle las manos y sanarlo.
Como consecuencia, todos los enfermos de la isla acudieron a él para ser
sanados (v. 9). Notamos que, sin importar el tiempo y las circunstancias, Pablo
tenía bien clara su misión y no desperdiciaba ningún momento para poder hablar
y glorificar el Nombre del Señor Jesús.
Buena lección nos deja
aquí el apóstol. Quizá nosotros en los días difíciles que afrontamos, se nos
baja la espiritualidad y nos olvidamos por completo del Dios que tenemos.
Oremos para que sea el mismo Señor poniendo en nuestros corazones el deseo de
compartir su Palabra a tiempo o a destiempo.
Amado Señor:
admiramos profundamente la tenacidad de Pablo para servirte como el mejor.
Gracias te damos por su vida y el legado que nos dejó. Permite buen Jesús, que
seamos diligentes para llevar tu mensaje y conviértenos en otros pablos para
hablar de Ti con el mismo denuedo y firmeza de él. Gracias bendito Señor. ¡Toda
la gloria y honra sean exclusivamente para Ti!
Un abrazo y bendiciones.
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