Hace mucho tiempo se me apareció el Señor y me dijo: Con amor eterno te he amado; por eso te sigo con fidelidad.
Jeremías 31:3. NVI.
Lectura: Jeremías
31:1-6. Versículo del día: Jeremías
31:3.
MEDITACIÓN DIARIA
¡Qué amor tan
incondicional el de nuestro Dios! Nos parecemos mucho a Israel: obstinados,
desobedientes, desagradecidos, idólatras, etc., y el Señor sigue velando por
nosotros. Quizá al leer el Antiguo Testamento criticamos a Israel, sin darnos cuenta
que ahora somos su pueblo y actuamos exactamente igual. Sin embargo, miremos lo
que el Señor nos dice: “Con amor eterno te he amado; por eso te sigo con
fidelidad”. Cambiemos el nombre de Israel por el nuestro; apropiémonos de su
Palabra: “oh virginal Israel. Te edificaré de nuevo; ¡sí, serás reedificada! De
nuevo tomarás panderetas y saldrás a bailar con alegría. Volverás a plantar
viñedos en las colinas de Samaria, y quienes los planten gozarán de sus frutos”
(vv. 4-5).
Una Palabra llena de promesas,
que incluso, en este tiempo de adversidad, nos anima a continuar. A saber, que
habrá un nuevo amanecer. Nuestro buen Dios nos levantará de nuevo y volveremos
a ser como antes. El Señor nos da palabra de gozo y provisión. No dudemos de su
fidelidad. Tanto amor incondicional nos obliga con Él.
Amado Señor: perdona
tantas veces que te hemos abandonado y no hemos seguido de acuerdo a tu
voluntad. Hemos sido también tercos queriendo seguir nuestro propio camino y olvidando
el mucho bien derramado sobre nuestras vidas. Aun así, Tú nos muestras el amor
verdadero. ¡Gracias, muchas gracias por tanto amor ofrecido sin merecerlo! ¡Tú
Eres la razón de nuestro existir! ¡Te amamos bendito Señor!
Un abrazo y bendiciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario