Tú, Jacob, siervo mío, no temas, porque yo estoy contigo —afirma el Señor—.
Jeremías 46:28. NVI.
Lectura: Jeremías
46:20-28. Versículo del día: Jeremías
46:28.
MEDITACION DIARIA
Estas son las palabras
del Señor refiriéndose al remanente que quedó de Judá cuando la toma de Jerusalén
y ellos pretendían huir hacia Egipto. A pesar de no haber obedecido, el Señor
vuelve sus ojos hacia ellos. “Pero tú, Jacob siervo mío, no temas; no te
asustes, Israel” (v. 27a); “no temas”, “no te asustes”. Palabras que debemos
tomar en este tiempo, porque se siente en el ambiente una preocupación de las
personas hacia el virus del covid-19. Pienso que ha sido muy bien montada la
artimaña del enemigo para que se obedezca el confinamiento y propagar el temor.
El pueblo cristiano tiene
las mejores armas en su mano: la oración y recurrir a la sangre de Cristo. Así
como el ángel de la muerte pasó por Egipto y no tocó a los israelitas porque
tenían el dintel y los postes de la puerta untados con la sangre del cordero, también
podemos apropiarnos de este hecho, puesto que ya ni siquiera es la sangre de un
cordero cualquiera sino la sangre de Cristo Jesús, el Cordero de Dios que quita
el pecado del mundo derramada en una cruz por nosotros. Ya estamos lavados, justificados
por esa preciosa sangre. Son igual palabras, promesas que tenemos a nuestro
alcance y no temer. En el perfecto amor no hay temor.
Amado Señor Jesús:
te damos las gracias porque Tú Eres el perfecto amor, al dar la vida por la
humanidad. Creemos en Ti Señor y nos entregamos completamente para que seas el
Dueño y Amo de nuestras vidas. Aceptamos lo que hiciste derramando tu sangre
para que tengamos vida no solamente aquí en la tierra sino una vida que perdurará
hasta la eternidad. Cúbrenos buen Señor con tu preciosa sangre y manda tus
ángeles alrededor de los que te invocan y siguen. Gracias, muchas gracias.
¡Alabamos y bendecimos tu Nombre!
Un abrazo y bendiciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario