lunes, 29 de junio de 2020

Estamos marcados con la sangre del Cordero


Tú, Jacob, siervo mío, no temas, porque yo estoy contigo —afirma el Señor—. 
Jeremías 46:28. NVI.

Lectura: Jeremías 46:20-28.  Versículo del día: Jeremías 46:28.

MEDITACION DIARIA

Estas son las palabras del Señor refiriéndose al remanente que quedó de Judá cuando la toma de Jerusalén y ellos pretendían huir hacia Egipto. A pesar de no haber obedecido, el Señor vuelve sus ojos hacia ellos. “Pero tú, Jacob siervo mío, no temas; no te asustes, Israel” (v. 27a); “no temas”, “no te asustes”. Palabras que debemos tomar en este tiempo, porque se siente en el ambiente una preocupación de las personas hacia el virus del covid-19. Pienso que ha sido muy bien montada la artimaña del enemigo para que se obedezca el confinamiento y propagar el temor.
El pueblo cristiano tiene las mejores armas en su mano: la oración y recurrir a la sangre de Cristo. Así como el ángel de la muerte pasó por Egipto y no tocó a los israelitas porque tenían el dintel y los postes de la puerta untados con la sangre del cordero, también podemos apropiarnos de este hecho, puesto que ya ni siquiera es la sangre de un cordero cualquiera sino la sangre de Cristo Jesús, el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo derramada en una cruz por nosotros. Ya estamos lavados, justificados por esa preciosa sangre. Son igual palabras, promesas que tenemos a nuestro alcance y no temer. En el perfecto amor no hay temor.

Amado Señor Jesús: te damos las gracias porque Tú Eres el perfecto amor, al dar la vida por la humanidad. Creemos en Ti Señor y nos entregamos completamente para que seas el Dueño y Amo de nuestras vidas. Aceptamos lo que hiciste derramando tu sangre para que tengamos vida no solamente aquí en la tierra sino una vida que perdurará hasta la eternidad. Cúbrenos buen Señor con tu preciosa sangre y manda tus ángeles alrededor de los que te invocan y siguen. Gracias, muchas gracias. ¡Alabamos y bendecimos tu Nombre!

Un abrazo y bendiciones.

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