Pero, cuando venga el Espíritu Santo sobre ustedes, recibirán poder y serán mis testigos tanto en Jerusalén como en toda Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra.
Hechos 1:8. NVI.
Lectura: Hechos 1:1-8. Versículo del día: Hechos 1:8.
MEDITACIÓN DIARIA
El Señor Jesús, en sus
apariciones a sus apóstoles después de su resurrección les ordenó: “No se
alejen de Jerusalén, sino esperen la promesa del Padre, de la cual les he
hablado: Juan bautizó con agua, pero dentro de pocos días ustedes serán
bautizados con el Espíritu Santo” (vv. 4-5). El Señor, les vuelve a prometer el
Espíritu Santo. Y les afirma que cuando venga sobre ellos, será el Espíritu
Santo quien les dé poder de ser sus testigos.
Nosotros, igual somos sus
discípulos y la promesa del Espíritu Santo fue dada a los primeros para que
ellos la fueran transmitiendo de generación en generación y es así como ahora
nos corresponde seguir con este legado. Cuando recibimos a Jesús en nuestras
vidas, también entra en nosotros tanto el Padre como el Espíritu Santo; o sea
que somos sus testigos. Y siendo sus testigos, preguntémonos si hemos sabido
cumplir el mandato del Señor. Analicemos cuál es nuestra Jerusalén, nuestra
Judea y nuestra Samaria. Yo entiendo que mi casa se convierte en Jerusalén, mi
condominio o barrio, en Judea y mi ciudad puede ser Samaria. Tenemos que ir de
lo más cercano a lo más alejado difundiendo el mensaje de las Buenas Nuevas. En
una palabra, cumplir la gran comisión, sin olvidar que todo empieza por casa.
Amado Señor: gracias porque tenemos en nosotros al precioso Espíritu Santo quien nos dirige a toda verdad. Gracias precioso Espíritu porque a través de Ti podemos ir a testificar la obra majestuosa que Jesús el Hijo de Dios llevó a cabo en la cruz del Calvario en favor de la humanidad. Queremos ser embajadores Tuyos. ¡Utilízanos buen Dios!
Un abrazo y bendiciones.
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