El Señor me librará de todo mal y me preservará para su reino celestial. A él sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.
2 Timoteo 4:18. NVI.
Lectura: 2 Timoteo 4:9-18. Versículo del día: 2 Timoteo 4:18.
MEDITACIÓN DIARIA
El apóstol Pablo se está
despidiendo de su querido hijo espiritual Timoteo, y a pesar de estar
encadenado y sabiendo que ya estaba cerca el tiempo de ser ofrecido como un
sacrificio (2 Timoteo 4:6), tiene bien cimentada su fe y su firmeza en Jesús su
Salvador, en quien ha creído y por quien ha padecido. Pablo no tenía en cuenta
los altibajos presentados durante su ministerio, ni el creer que ya había
alcanzado la perfección, porque conocía muy bien sus debilidades. Siempre tenía puesta su mirada hacia adelante,
olvidando lo de atrás y esforzándose por seguir hacia la meta celestial
(Filipenses 3:12-14).
Muy buena actitud la de
Pablo. Deberíamos seguir su ejemplo y entender que, si nos vamos ya de este
mundo, vamos con el Señor; y si nos quedamos es porque es su voluntad tenernos
aquí. Estamos en sus manos y suceda lo que suceda, Él nos cuidará y protegerá
de todo ataque maligno hasta que nos lleve a su reino celestial.
Amado Jesús:
enséñanos a ser fuertes y a tener la armadura tuya para saber resistir al
enemigo. Haznos perseverantes en la oración y que esta sea nuestra arma principal
en todo momento para no caer en tentación y para fortalecernos en medio de los dardos
que continuamente recibimos. Te damos gracias por estar siempre pendiente de nuestras
vidas y cuidarnos tanto. Gracias bendito Señor porque a Ti, no se te olvida el
más mínimo detalle. ¡Toda la honra y gloria son para Ti! ¡Aleluya a tu Nombre!
Un abrazo y bendiciones.
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