viernes, 21 de febrero de 2020

¡Te amamos Jerusalén!


Mas alégrense con Jerusalén, y regocíjense por ella, todos los que la aman; Salten con ella de alegría, todos los que por ella se conduelen. 
Isaías 66:10. NVI.

Lectura: Isaías 66:1-16.  Versículo del día: Isaías 66:10.

MEDITACIÓN DIARIA

Es bien cierto que los cristianos amamos a Israel y por ende Jerusalén. En las peregrinaciones que se hacen con diversos grupos o iglesias, siempre el pueblo judío tiene que ver con la manera de los creyentes al tratar esa tierra y no es para menos sin ser nosotros de origen judío. Yo no he ido a Israel, pero es mi petición más ferviente. No quiero morir sin antes haber pisado algo del terreno que nuestro amado Señor Jesús pisó. Sí; ¡yo quiero ir a la tierra que fluye leche y miel!
Un primo mío que estaba en la Fuerza Aérea Colombiana, tuvo que viajar a Israel y me contaba, (sin ser, él cristiano), lo asombrado que quedó en su primer viaje a Tierra Santa. Refería admirado, lo grandes que eran las frutas de ese país. Y si nos ponemos a ver el año en que fue declarada como territorio (mayo 14 1948), es de admirar que siendo un país tan joven sea una potencia mundial. Definitivamente es la mano de Dios bendiciéndolos como nación. Israel, reviste una importancia en el mundo oriental, a pesar de ser zona de grandes conflictos precisamente porque el mundo se dio cuenta que fue el cumplimiento de las profecías bíblicas.
Jerusalén fue declarada capital de Israel por el rey David en el año 1004 AC. En la actualidad es la capital de Israel, según una ley promulgada en 1980.  Es venerada como ciudad santa por las tres religiones monoteístas: judaísmo, cristianismo e islamismo. Todas estas cosas la hacen interesante; Jerusalén tiene el honor de recibir a miles de turistas que la pueden ver ahora como ciudad histórica, religiosa, pujante y atractiva.

Amado Señor: amamos a Jerusalén no solo porque es tu casa sino igual, porque es la imagen de la Jerusalén celestial. Gracias bendito Señor por poner en nuestros corazones tanto amor por tu ciudad. Oramos por la paz de sus calles, por su gente y sus dirigentes. Te alabamos y te bendecimos.

Un abrazo y bendiciones.

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