miércoles, 12 de febrero de 2020

Aceptamos su enseñanza como Hijo del Padre que es.


—Mi enseñanza no es mía —replicó Jesús—, sino del que me envió. El que esté dispuesto a hacer la voluntad de Dios reconocerá si mi enseñanza proviene de Dios o si yo hablo por mi propia cuenta. 
Juan 7:16-17. NVI.

Lectura: Juan 7:14-24.  Versículos del día: Juan 7:16-17.

MEDITACIÓN DIARIA

En la fiesta de los tabernáculos Jesús enseñó a los judíos y como unos lo admiraban mientras otros lo condenaban, les enfatiza diciéndoles que su enseñanza proviene del que lo envió, o sea del Padre y el que esté dispuesto a hacer la voluntad del Padre reconocerá que dice la verdad.
En este tiempo en que se oyen diferentes teorías y dogmas queriendo anular la fe en Dios y su Palabra, es bueno recordar que el Señor Jesús vino a la tierra para reconciliar al hombre con su Creador. No fue porque nosotros lo buscáramos primero, sino que Dios aun sabiendo que éramos pecadores nos dio la posibilidad a través de Jesús, de encontrar el camino para llegar a Él. Pero si en verdad lo creemos, tenemos que estar dispuestos no solamente a leer su Palabra; también hay que aprenderla, meditarla y practicarla. Cuando lo hacemos, entendemos que Jesús es el Emanuel anunciado por los profetas desde tiempos atrás. Jesús es el Hijo de Dios, es el Mesías esperado y que los judíos rechazaron. Es el Salvador de la humanidad. Es el amor del Padre manifestado en su Hijo Jesucristo, para que todo el que crea en Él tenga vida eterna (Juan 3:16).

Amado Jesús: Aceptamos tu enseñanza, confesamos y creemos que Eres el Hijo Unigénito enviado por el Padre, para salvar a la humanidad y redimirla del pecado. Te entregamos nuestras vidas para que seas Tú gobernándolas y hacernos entender el propósito que tienes con cada una de ellas. Perdona nuestros pecados y guíanos por tu senda. Gracias te damos por venir a morir en nuestro lugar y darnos la salvación para estar Contigo por siempre. ¡Alabamos y exaltamos tu Nombre!

Un abrazo y bendiciones.

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