martes, 18 de febrero de 2020

Me invocarás y te responderé dice el Señor


Antes que me llamen, yo les responderé; todavía estarán hablando cuando ya los habré escuchado. 
Isaías 65:24. NVI.

Lectura: Isaías 65:17-25.  Versículo del día: Isaías 65:24.

MEDITACIÓN DIARIA

Creo que nos llegó el tiempo de verdaderamente estar pegados de nuestro Dios. Las pocas noticias que nos pasan, no son muy halagadoras en cuanto al Coronavirus. Y digo pocas porque en realidad esta es una nueva cepa de virus que no se había encontrado antes en el ser humano. No podría decir con certeza que se trata de alguno de los sellos que nos habla el Libro de Apocalipsis, pero sí parece ser que va a acabar con mucha parte de la humanidad.
Mi intención con este devocional es que volteemos los ojos al Dios Creador del universo, el que hizo los cielos y la tierra y que es la fuente de toda sabiduría, para que sea Él resguardándonos y librándonos de todo este mal. En el versículo del día tenemos una promesa: “Antes que me llamen, yo les responderé; todavía estarán hablando cuando ya los habré escuchado”. Reclamémosla para nosotros y creámosla. Sigamos todas las reglas de higiene y de alimentación recomendadas y pongámonos en manos de quien todo lo puede: nuestro Poderoso Dios y Señor. “Yo lo libraré, porque él se acoge a mí; lo protegeré, porque reconoce mi nombre. Él me invocará, y yo le responderé; estaré con él en momentos de angustia; lo libraré y lo llenaré de honores” (Salmo 91:14-15).

Amado Jesús: queremos decirte que somos pecadores y hoy más que nunca necesitamos tu perdón. Toma nuestras vidas y llévanos de tu mano por la senda correcta. Reconocemos que Tú ya pagaste en la cruz por todas nuestras iniquidades y te damos gracias por perdonarnos y limpiarnos. Nos postramos ante Ti con la firme convicción que nos escuchas. Clamamos bendito Señor porque Tú sanes nuestra tierra de todo virus que esté rondando por el aire, por las aguas, sobre la tierra, sobre los animales y aun sobre los humanos. Declaramos que Tú eres nuestro refugio y fortaleza; que Tú nos libras de la peste que acecha en las sombras y de la plaga que destruye al medio día. Declaramos que ningún mal habrá de sobrevenirnos y que ninguna calamidad llegará a nuestros hogares. Te damos gracias porque sabemos que tu preciosa sangre no fue derramada en vano y esa preciosa sangre nos cubre por completo. ¡Toda la gloria y honra son para Ti!

Un abrazo y bendiciones.

No hay comentarios: