lunes, 3 de febrero de 2020

Levántate y resplandece


¡Levántate y resplandece, que tu luz ha llegado! ¡La gloria del Señor brilla sobre ti! 
Isaías 60:1. NVI

Lectura: Isaías 60:1-7.  Versículo del día: Isaías 60:1.

MEDITACIÓN DIARIA

¡Levántate y resplandece! Así te dice el Señor hoy. Quizá te encuentras abatido, caído o sin ánimo porque estás tendido en una cama. Quizá son tus sentimientos, tu vida misma de la que no vislumbras nada porque consideras que no tienes nada para dar; porque tu vida cristiana se está secando poco a poco y ya no eres la misma persona que fuiste ante tu Señor al conocer su gracia y su perdón. No importa; el amor del Señor es inagotable y sabe cómo llegar al corazón caído como el tuyo. Él es experto en amor y misericordia y en llamar a las cosas que no son como si fueran. Por eso, lo único que el Espíritu me aconseja en este momento es que le creas a Él y dejes que la luz de tu Señor vuelva a brillar sobre ti. “Mira, las tinieblas cubren la tierra, y una densa oscuridad se cierne sobre los pueblos” (v. 2a). No importa que veas todo lo tuyo en oscuridad. A Dios no le importa lo que has hecho o dejado de hacer. Le importa tu ‘hoy’. Por eso te dice: “la aurora del Señor brillará sobre ti; ¡sobre ti se manifestará su gloria!” (v. 2b).
¡Ay mi Señor! ¿Hasta dónde llegan tu amor y compasión? El Señor desea que vuelvas a sus caminos sin dudar en lo que Él ha hecho por ti y en lo que siempre has creído. ¡Vuélvete a Él! “Alza los ojos, mira a tu alrededor: todos se reúnen y acuden a ti” (v. 4). Eso eras tú en otros tiempos y aún todavía acuden a ti porque la semilla que sembraste ha germinado y desean hacerte partícipe de tu obra realizada. “Verás esto y te pondrás radiante de alegría; vibrará tu corazón y se henchirá de gozo” (v. 5). Por eso, el Señor hoy te atrae nuevamente hacia Él diciéndote: ¡Levántate y resplandece, que tu luz ha llegado! ¡La gloria del Señor brilla sobre ti!

Amado Señor: bien sabemos de tu amor y misericordia y lo que Tú haces para volvernos nuevamente a tu redil. Perdona Señor la indiferencia hacia Ti; perdona el dejar que el mundo nos envuelva y nos aleje de tu Presencia. Gracias porque a pesar de ser como somos, nos sigues viendo igual y amándonos sin merecerlo. Señor, te pedimos que nos lleves siempre hacia la verdad; dirígenos por tu senda y no permitas que nos desviemos ni a derecha ni a izquierda. Solo tenemos palabras de agradecimiento hacia Ti y el deseo de servirte. ¡Te amamos Señor!

Un abrazo y bendiciones.

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