El Señor dice: Este pueblo me alaba con la boca y me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. Su adoración no es más que un mandato enseñado por hombres.Isaías 29:13. NVI.
Lectura: Isaías 29:13-16. Versículo del día: Isaías 29:13.
MEDITACIÓN DIARIA
Considero que el
cristianismo se debe diferenciar de cualquier otra religión porque precisamente
no lo es, porque no sigue reglas humanas ni mandatos. Ahora vivimos bajo la gracia
que nos diferencia enormemente del pueblo judío ya que ellos aún tratan de cumplir
la ley dada por el Dios a Moisés. Igual sucede con las religiones: son cargas y
cargas que ni siquiera sacerdotes o líderes pueden con ellas pero que sí
quieren que sus feligreses las practiquen. El Señor Jesús les dijo a los
fariseos y maestros de la ley lo siguiente: “¡Qué mal les va a ir a ustedes
también! Porque imponen mandamientos muy difíciles de cumplir, pero no hacen ni
el más mínimo esfuerzo por cumplirlos” (Lucas 11:46 TLA). La transcribí en el
lenguaje actual para hacerla más entendible. A las personas les queda difícil
entender que bastó el sacrificio de Cristo y su resurrección para poder gozar
de ese regalo maravilloso que es la gracia. Por gracia somos salvos no por
obras (Efesios 2:8-9). Pablo hace la
amonestación muy clara hablándole a los gálatas: “¡Gálatas torpes! ¿Quién los
ha hechizado a ustedes, ante quienes Jesucristo crucificado ha sido presentado
tan claramente? Solo quiero que me respondan a esto: ¿Recibieron el Espíritu
por las obras que demanda la ley, o por la fe con que aceptaron el mensaje? ¿Tan
torpes son? Después de haber comenzado con el Espíritu, ¿pretenden ahora
perfeccionarse con esfuerzos humanos?” (Gálatas 3:1-3). Los mandatos enseñados
por hombres no van con la gracia derramada. ¡Aleluya!
Solamente Dios conoce lo
que hay en cada corazón. Sabe exactamente cuándo en verdad lo adoramos y Él no
se deja llevar por palabras elocuentes o vanas; le gusta la sinceridad y se
deleita con un corazón contrito y humillado. Además, creo yo, cada minuto, cada
segundo en nuestra vida podemos estar adorándole. Tú puedes ir haciendo el trabajo
cotidiano y a la vez hablarle al Señor dándole gracias por ese trabajo, por
esas manos para elaborarlo, por tu mente para pensarlo. Si estás en consulta
médica, igual, etc.; para mí, esto es el ‘orar sin cesar’ (1 Tesalonicenses
5:16-18). Alegres dando gracias al Señor en todo.
Amado Señor:
gracias por habernos escogido como tu pueblo que ahora somos. Gracias por el
regalo maravilloso de la salvación, donde entendemos que solo bastó tu sacrificio.
¡Gracia sobre gracia nos has dado! Enséñanos buen Dios a buscarte sinceramente;
a alabarte y honrarte como bien lo hacen los niños, con corazón sincero. También
ensáñanos a vernos como el instrumento que Tú pusiste para instruir a otros.
Un abrazo y bendiciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario