Cuando entró Amán, el rey le preguntó: —¿Cómo se debe tratar al hombre a quien el rey desea honrar? Entonces Amán dijo para sí: ¿A quién va a querer honrar el rey sino a mí?
Ester 6:6. NVI.
Lectura: Ester
6:1-14. Versículo del día: Ester 6:6.
MEDITACIÓN DIARIA
Siguiendo con nuestro
Libro de Ester, Amán, el oficial malvado del rey se creía tan importante que
esperaba incluso que el rey lo exaltara. Pensando en esto, al preguntarle Asuero,
“¿Cómo se debe tratar al hombre a quien el rey desea honrar?”, se imaginó que
él sería el escogido y se lanzó a decir con lujo de detalles lo que le gustaría
para engrandecerse. Resulta que el rey quería exaltar a Mardoqueo porque este
le había salvado la vida cuando unos eunucos tramaban asesinarlo. Nada más y
nada menos que a Mardoqueo, que era la persona a quien Amán quería colgar en la
estaca que había mandado hacer (vv. 1-9).
Así que el rey le ordenó
al mismo Amán ir por Mardoqueo y rendirle todo lo que había añorado para él (v.
10). Le insistió: “No descuides ningún detalle de todo lo que has recomendado”.
Definitivamente: ‘nadie sabe para quien trabaja’, dice el dicho.
Dios respaldó a Mardoqueo
e igual puede hacerlo con cada uno de nosotros. Solamente tenemos que
disponernos en sus manos y dejar que Él actúe. El Señor es fiel y
misericordioso. Es el mejor abogado, médico y consejero. No hay la menor duda de
que procede en el momento preciso.
Amado Señor:
gracias porque, aunque a veces creemos no verte, siempre estás ahí dándonos tu
mano prodigiosa y levantándonos para demostrar al mundo que somos tuyos y te
interesas por cada uno de nuestros asuntos. Gracia bendito Señor; muchas
gracias.
Un abrazo y bendiciones.
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