miércoles, 16 de octubre de 2019

Hacer el bien sin esperar recompensa. Dios pagará


Señor, ten compasión de nosotros; pues en ti esperamos. Sé nuestra fortaleza cada mañana, nuestra salvación en tiempo de angustia. 
Isaías 33:2. NVI.

Lectura: Isaías 33:1-6.  Versículo del día: Isaías 33:2.

MEDITACIÓN DIARIA

A veces nos cuestionamos a nosotros o cómo me pasa a mí: a Dios. Sé que está mal, pero analizando al rey David, quien tenía un corazón conforme al corazón de Dios y era tan sincero frente a Él, pienso que de todas maneras, no está mal hablarle al Señor con nuestro corazón abierto y adolorido. Esto lo digo porque le pedimos al Señor fortaleza y sacarnos de la angustia cuando nos hallamos en una situación ante todo injusta.
Mi hijo Juan Manuel, tiene una empresa de ingeniería en Medellín y una señora que trabajó con él en un proyecto, al cabo del tiempo fue a pedirle que la vinculara a la EPS como si fuera su empleada y ella se comprometía a pagarle la cuota mensual. El problema era que estaba embarazada y le urgía estar en una EPS. Las EPS en Colombia son las empresas prestadoras de salud y por ley toda persona que esté trabajando tiene que estar afiliado a alguna y con más razón la ley favorece con muchas prebendas a la mujer embarazada. Juan Manuel con el corazón que tiene de nobleza no le vio ningún problema; le hizo el favor, pero la tal señora no pagó lo prometido y Juan Manuel tampoco lo pudo hacer. Conclusión la señora lo demandó. Les digo que a todos en la familia nos dolió y enfureció esa actuación porque conocemos perfectamente a Juan Manuel.
Yo me cuestioné preguntándole a Dios sobre estas cosas absurdas y el por qué. Ahí sale el dicho del cuento de la culebra: ‘el bien con el mal se paga’.  Pero leyendo dicho cuento el Señor me recordó algo que lo hablamos. pero tal vez no practicamos: hay que hacer el bien sin esperar recompensa alguna porque nos vamos a desilusionar. Y Dios nos manda hacer el bien siempre que podamos.: “No nos cansemos de hacer el bien, porque a su debido tiempo cosecharemos si no nos damos por vencidos” (Gálatas 6:9). Esa es la clave; Dios trajo tranquilidad a mi corazón y reforzó mi concepto de hacer el bien siempre, sin esperar nada a cambio. A su debido tiempo, sin darnos cuenta, cosecharemos lo sembrado. “Él será la seguridad de tus tiempos, te dará en abundancia salvación, sabiduría y conocimiento; el temor del Señor será tu tesoro” (v. 6 en la lectura). ¡Adelante Juan Manuel! Dios es tu seguridad y tu más preciado Tesoro.

Amado Dios: gracias porque Tú te encargas de enseñarnos o recordarnos lecciones nuevas o olvidadas. Te doy infinitas gracias por el corazón que le has dado a mi hijo y te ruego que siempre lo lleves de tu mano permitiendo que crezca cual árbol plantado a la orilla del río, dando buen fruto a su tiempo y sin que sus hojas se marchiten. Te entrego también la vida de mis otros dos hijitos. ¡Alabo y bendigo tu Nombre bendito Señor!

Un abrazo y bendiciones.

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