Les aseguro que cualquiera que les dé un vaso de agua en mi nombre por ser ustedes de Cristo no perderá su recompensa.
Marcos 9:41. NVI.
Lectura: Marcos 9:38-50. Versículo del día: Marcos 9:41.
MEDITACIÓN DIARIA
Dice también la Palabra que cuántas veces quizá, hemos
hospedado a ángeles sin saberlo (Hebreos 13:2). Cuando el Señor nos recuerde lo
que hicimos al darle al pobre u ofrecerle comida, ropa o refugio, seremos dichosos
al escucharle decir: “Les aseguro que todo lo que hicieron por uno de mis hermanos,
aun por el más pequeño, lo hicieron por mí” (Mateo 25:40).
En definitiva: Dios no se queda con nada guardado;
incluso desde aquí veremos las recompensas cuando obramos en favor del
menesteroso y con mayor razón cuando se trata de uno de los suyos. Es tan
importante tener en cuenta estos actos de amor y de misericordia, que bien los
llama Dios en su Palabra como el ayuno escogido por Él (Isaías 58:6-8). Es que
el ayunar no es solamente dejar de comer o beber; es ante todo una acción hecha
solamente con el fin de agradar al Señor y si hay algo que en verdad le guste,
es que aprendamos a despojarnos de lo mucho o poco que nos ha dado para
compartirlo con el prójimo. Todos tenemos algo para ofrecer y si es a un hermano
en la fe, no dudemos en hacerlo.
Amado Señor: gracias por tu Palabra que es verdad.
Gracias porque nos enseñas a valorar el trabajo de los que te sirven primero
que todo, pero igual nos exhortas a ofrecer al necesitado toda la ayuda que esté
a nuestro alcance. Gracias porque Tú prometes gran recompensa y Tú eres fiel en
tus afirmaciones. ¡Te alabamos y te bendecimos buen Señor!
Un abrazo y bendiciones.
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